Capítulo 30

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Anya.

Un día despertando al lado de Damián Desmond. Un sueño hecho realidad si sientes un gran amor por él.

Y si, lo es pero no había que olvidar que la pesadilla no ha terminado. Por mucho que quisiera solo despertar, darle un beso sobre los labios, abrazarlo y darle muchos mimitos no podía. ¿Por qué? Me he descuidado, pasar el tiempo con él ha hecho que esté desactualizada de muchas cosas ¿donde está papá? ¿Qué fué del acta matrimonial? ¿Quién fué la persona que hirió de tal manera a Demetrius?

Así que si, me dolía dejarle de lado. Estar con él así sea haciendo la mínima cosa es lo que más deseo, pero a roda cenicienta le llegan las doce, en este caso a mi las siete de la mañana.

Le dí una mirada de pesar al levantarme con cuidado de la cama para no despertarlo, por suerte funcionó. Así que luego de calzarme las zapatillas salí con cuidado de la habitación. Ese fue un escape perfecto de su habitación si, pero una vez que salí afuera una persona me vió justo cerrando la puerta.

Oh si... me refiero al mismísimo Donovan Desmond. En ese momento quise convertirme en aire y desaparecer. ¿Se creería que vine a darle los buenos días a Damián? Realmente lo dudo. Lo sé por la forma en la que me ve, como si estuviera viendo algún tipo de espanto.

—Buenos días —digo, una vez que me encuentro cerca de él. Es lo único que sé me ocurre decir.

Espero sus gritos, que me interrogue acerca de lo que vió o no sé, pero eso no pasa. Únicamente habla en voz baja.

—¿Podemos hablar en mi oficina?

Pues sí, pero no quiero. Y aún así ¿como puedo negarme luego de lo que vió?

—Sí —accedo.

Camino tras de él hasta estar en su despacho. Sin esperar que me lo pida me siento frente a su escritorio. Él entrelaza los dedos bajo su mentón, se ve sumamente preocupado. Yo solo bajo la mirada, no me atrevo a ser quien inicie esta conversación.

—Estoy preocupado —confiesa, usa un tono de pesar en la voz—. No sé a donde se dirige esta familia. He intentado mantener las cosas a flote pero no puedo.

Se cubre el rostro con ambas manos, parece restregarse las palmas en muestra de aflicción, eso me hace sentir un poco culpable, solo un poco.

—Mire, Damián y yo...

—Lo entiendo —me interrumpe, descubriéndose el rostro—. Se aman. Damián me contó lo que hizo Demetrius. Cayó demasiado bajo, por eso te ofrezco una sincera disculpa. Nuestra familia es honorable y todo esto se ha salido de contexto.

Esperen ¿qué? ¿Acaso escuché bien? Él me está pidiendo una disculpa, en lugar de reclamar.

—No tiene que disculparse...

—Es mi deber hacerlo. Fuiste forzada a contraer matrimonio. Pero no te preocupes, me contactaré con mis abogados para que realicen un divorcio express.

—Señor Donovan, no es necesario que haga esto por mi —intervengo, pero el niega con la cabeza.

—Déjame hacerlo, es mi manera de compensar los daños. No puedo quedarme de brazos cruzados, ya no puedo confiar en Demetrius después de lo que hizo. Espero que entiendas que él no será más el Fiurer. Debe enfrentar una investigación por lo que le hizo a Damián.

—Dudo que Damián levante cargos en su contra.

—Quizás no. Pero yo si en consecuencia a su puesto. Es en esto que necesito tu ayuda.

—¿Mi ayuda? —cuestiono, lo observo cómo si le hubiese crecido otra cabeza. ¿Él necesitando de alguien como yo?

—Sí, se que tu también crees que Damián es inocente de lo que le pasó a Demetrius. Pero hay una investigación, me notificaron mis abogados. El mundo de la política es muy oportunista y quienes están en mi contra quieren aprovechar esta situación, son capaces de sobornar abogados en contra de Damián, por eso ahora debemos estar más unidos que nunca.

Por ahorrarme un te quiero (Damianya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora