Capítulo 39

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Capítulo semifinal

(El capítulo está medio cardíaco)


X Anya:

Esto terminará como empezamos. Los tres, Demetrius, Damián y yo. Pero esta vez es diferente, no son más mis enemigos. Somos aliados, me siento feliz por esa parte; excepto por lo de estar en manos de su padre, es capaz de matarnos en cualquier momento, a pesar de que en estos momentos no está aquí.

—¿Tienes miedo? —pregunta Demetrius.

Miedo es poco, estoy al punto del colapso y aún así debo mantenerme lúcida mentalmente.

—Lo normal —le respondo, dando un suspiro.

—No sé cómo vaya a ser la firma de esos documentos. Pero hagas lo que hagas, tienes que hacerle saber a Damián que papá nos matará. Si no lo logras estaremos perdidos.

—¿Y si tu padre está armado? Puede matarnos a los tres.

—No lo dudo, lo supe en el momento que fué capaz de dispararme mirándome a los ojos, soy su propio hijo y lo hizo.

Lo veo apoyar la espalda en la pared, muestra un semblante afligido. Quisiera decir que lo entiendo pero no puedo comparar lo que papá ha sido para mí con lo que el padre de ellos ha sido. Hasta se me rompe el corazón por verlos enfrentándose a esta situación.

—¿Esa es la razón de tu cambio? —no pude evitar preguntar, por un momento pensé que fue un grave error pero no, actúo mal en el pasado—. ¿Por eso ahora estás en contra de él?

—No —respondió para mí sorpresa. Crei que se quedaría callado—. Esa no fue mi razón para cambiar, fue cuando descubrí... —me observó de reojo, luego dió un suspiro y dejó de hablar.

—¿Demetrius? —cuestioné, en cuánto me observó le hice una señal con la mano para que continuara hablando.

—Disculpa, lamento haberte obligado a casarte conmigo, en mi idiotez creí que tenía todo en mis manos y mi padre me demostró que no estaba ni de cerca algo bajo mi control. También lamento haber mandado golpear a Damián.

—Pidele disculpas a él por eso, es como si estuvieras aceptando nuestra derrota y quisieras morir en paz.

—Hierba mala nunca muere —me guiñó un ojo, después suspiró cerrando los ojos.

—Me cambiaste el tema, estabas a punto de decirme qué fue lo que te hizo cambiar —le recordé, peeo esta vez no hubo respuesta por más que esperé.

Y esperé por varios minutos según creo, pero la respuesta no llegó, solo el profundo, solitario e incómodo silencio. Mi idea de tener una charla con él para que el tiempo pasara no resultó.

No sé por qué lo intento, pero no debería, siquiera dirigirle la palabra después de todo. Quizás porque me da tristeza que todo termine de esta manera cuando pudimos habernos llevado bien.

—¿Cómo fuiste tan tonta para dejarte capturar? —lo escucho decir, unos momentos después.

—Pensé que mi madre estaba viva, aunque recuerdo perfecto que no es así. Tu padrese aprovechó de mi debilidad.

Por ahorrarme un te quiero (Damianya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora