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—Supongo que ahora, podemos conversar

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—Supongo que ahora, podemos conversar. —Comentó el, mientras tú apenas terminabas de beber esa deliciosa batida de fresa.

Dejaste el vaso de tu batida a un lado, quedaste en silencio. Empezabas a poner todos tus pensamientos y preguntas en orden. Lo que querías preguntar primero.

—¿Por qué me delataste con el director Yaga? Habíamos prometido taparnos entre nosotros.

—Cierto, me disculpo fue una promesa y no la cumplí. Me cegué por celos, me sentí muy solo cuando fuiste con tus compañeros a salir cuando obviamente tienes todo el derecho. Fui simplemente inmaduro y estúpido, espero puedas perdonarme.

No.

No tenías ganas de perdonarlo. Parpadeaste lentamente, tratando de analizar sus palabras. Quedaste atónita, el manchó tu historial hechicero.

Aclaraste tu garganta, tenías muchas preguntas no ibas a estancarte en una solamente.

—¿Por qué me llevaste el clan?

Ahora fue el turno de Satoru de aclarar su garganta. Lo observaste ponerse tenso, incómodo.

—¡Satoru!

—¡Que!

—Respóndeme, dijiste que me aclararías todo. —Exclamaste, empezaste a irritarte.

—Bien, bien. Yo seguía cegado por el enojo, no pensé con claridad y sugerí al director darte un castigo y...

— ¡Por eso pusiste tu mano en mi cuello, ahorcandome! ¡Estás loco, podrías haberme matado!— argumentaste, alzando la voz.

— ¡Ey! ¡Ey! Dije que seríamos civilizados, si tú no lo serás puede volver a ser como antes.

— ¿Me estas amenazando? — Tu voz empezó a ser hostil, ya desconfiaste. Ya no había vuelta atrás, la "poca" confianza que sentiste por que te tratara amable y te sacara del clan se había perdido. Sabías que no debías confiar en él.

—Te lo estoy advirtiendo, querida. No me hagas perder la paciencia he sido lo bastante bueno trayéndote aquí. —Demando, empezaba a molestarse. —¿Cuál es tu otra pregunta?

Si todo el lugar era bonito y con muchos colores, esa corta discusión hizo que todo se volviera gris y oscuro sin realmente serlo, pero para ti así se volvió. Lo arruinó por completo, que ilusa esa parte de ti que si creyó su cuento y fantasía de que había cambiado.

Maldito corazón, eres muy amable e iluso.

— ¿Por qué ya no puedo estudiar en la escuela? —Cuestionaste, con tu voz apagada.

—¿Para qué lo necesitas? Tienes al profesor en casa. —Bromeó, como si a ti te hiciera gracia.

—Satoru, tengo a mis amigos allá.

—Yo soy tu amigo. ¿Para qué quieres más?

—¿En serio lo eres? No me tratas como una amiga, me tocas indebidamente, me hablas indebidamente, me has hecho firmar cosas que no quiero. —Argumentaste, aclaraste tu garganta. Ibas a ser clara. —Me parece enfermo de tu parte, me incomodas y me hace querer estar lejos de ti.

El golpeó la mesa con su puño, el golpe fue duro. Tanto que dejó una grieta en ella. Temblaste por esa acción. Maldita sea, maldito cabron. Nunca debiste creer que podría ser diferente, esta farsa y fantasía de ser el hombre más bueno del mundo se le acabó. Se estaba cayendo una de sus miles de caras, la que fingía darte ahora mismo.







AF

𝐂𝐚𝐫𝐢𝐧̃𝗼𝐬𝐚𝗺𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚𝗺𝐢𝐠𝗼𝐬. ||𝐆𝗼𝐣𝗼 𝐒𝐚𝐭𝗼𝐫𝐮||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora