26

2.3K 170 9
                                    

El estrillo su cuello, soltando un largo suspiro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El estrillo su cuello, soltando un largo suspiro. Tuviste temor no querías pensar que tus huesos serían los siguientes en crujir. Parecía como si el tratara de guardar su compostura, como si tratara de aguantarse. Una sonrisa forzada se colocó en su rostro momentos después.

— ¿Cuál sería la otra pregunta, Gen? — Cuestionó, nuevamente. Entrelazó sus manos, parecía que realmente se estaba conteniendo. Por primera vez en mucho tiempo tu nombre salió de sus labios, sin apodos raros que te incomodaban. Solo tu nombre y lo hizo sonar demasiado frío y seco.

Guardaste largo silencio, tragaste saliva. Teniendo un duelo de miradas con el hombre frente a ti.

— ¿Los chicos me extrañan? ¿Alguien pregunta por mi? ¿Por mi ausencia? — Tu voz sonó desesperada, carajo si. No te importaba, quería saber que estaba pasando allá afuera, con sus compañeros y amigos. Dudabas muy en lo profundo de tu ser que no preguntaran por ti, tú amabas a tus amigos y ellos a ti.

— Fueron tres preguntas.

— Satoru, por favor...— Rogaste, con una voz átona, sin fuerzas ya. Querías saber.

— No, no lo hacen. — Fue la seca respuesta, el se puso de pie. Siendo seguido por tu mirada.

— ¿Por qué? ¿Cómo? —Seguiste interrogando, era imposible. ¿Acaso nadie se daba cuenta que estabas sometida en contra de tu voluntad? ¿Qué eras una prisionera?

Un tono de llamada te interrumpió, Satoru agarró su teléfono respondiendo. Tú simplemente te perdiste en tus propios pensamientos. Entonces a nadie le importabas, solo Satoru se preocupaba por ti. El era el que está ahí para ti en todo momento. Al analizar esos pensamientos, quisiste abofetearte a ti misma, si había un culpable de tu sufrimiento era Gojo Satoru.

—Bien. Estaré allí. — Hablo entre dientes Satoru. — Se acabaron las preguntas, nos vamos. Tengo trabajo que terminar.

No te quedó de otra más que levantarte, te despediste del conejito que habías cargado y acariciado. Saliste de la pequeña cafetería, Satoru abrió la puerta del auto dejándote entrar. Seguías en silencio, dudando si era verdad que nadie había preguntado por ti, si nadie se preocupaba.

— Para ellos estás fuera del país por entrenamiento y te quedarás allí por bastante tiempo, como lo hice con Yuta. Por eso nadie pregunta por ti, fue bastante fácil que creyeran. —Contesto, mientras sus ojos seguían en la carretera.

Ahí todo encajó como perfecto rompe cabezas. Parece que la máscara de hombre bueno de Satoru llegó a su fin tan rápido. Solo te dedicaste a admirar la ciudad en silencio.







AF

𝐂𝐚𝐫𝐢𝐧̃𝗼𝐬𝐚𝗺𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚𝗺𝐢𝐠𝗼𝐬. ||𝐆𝗼𝐣𝗼 𝐒𝐚𝐭𝗼𝐫𝐮||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora