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— ¿Qué? ¿Porqué preguntas algo así de inesperado, querida? — Cuestionó bastante extrañado, miró a su esposa por última vez

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— ¿Qué? ¿Porqué preguntas algo así de inesperado, querida? — Cuestionó bastante extrañado, miró a su esposa por última vez. El parecía simplemente analizando la situación.

La esposa he allí, mordía su labio con nerviosismo, mientras más rápido más fácil será para ella ayudar.

— Ahora que recuerdo, la última vez que estuvimos en la casa de negocios debía hablar algo con un Señor en Tokyo. — Mencionó, volvió a poner su mirada en su esposa, asintió en confirmación. — Iremos a Tokyo, entonces.

— Por supuesto, la última vez que estuvimos en la casa. Pude conversar con la señora Gojo, ella es demasiado amable, me encantaría que fuéramos a visitarla. — Hablo por primera vez en varios minutos ella.

— Irene...— Mencionó con advertencia. — Eso sería bastante complicado, los territorios Gojo no son una broma.

— ¿Podrías hablar con el Señor Gojo? Se rumorea que regresa hoy a los territorios de su misión. — Suplico con la cabeza baja.

El hombre hizo una seña con su mano, indicando que se fuera.

— Prepara mis maletas y tus cosas, llamaré a Gojo. — El hombre gruñó con molestia. — Me sales demasiado cara y exigente, mujer.

Irene con emoción hizo una reverencia a su marido y salió de allí.

Iba a ayudar de alguna manera.

— ¡Ah!

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— ¡Ah!

Otra de las mil cuatrocientas quejas salió de tu boca.

— ¿Giana es necesario que use esto? Es demasiado apretado.

— Mi señora, lo es. Debe estar lista para el señor, el es exigente cuando se trata de sus bienvenidas. — Comentó, mientras seguía aparentando y tratando de hacer cintura.

Chasqueaste tu lengua, con enojo y desaprobación. Te seguías sosteniendo de la pared para que no te quitaran tu espalda con tanto apretarla.

Seguías pensando en Irene. ¿Ella realmente haría algo por ti? Ni siquiera la conoces. Suspiraste con desgano, ya ni siquiera podías confiar en nadie ni sabías cómo distinguir las intenciones de las personas. Quién era buena o quién era mala. Todo gracias a Satoru, que en unos minutos debías soportarlo por varios días nuevamente. Volviendo a despertar una pesadilla, no sabías que esperar de Satoru en estos días ni tampoco de lo que podría llegar a hacerte.

— ¿A qué te refieres con que es exigente con sus bienvenidas? Hubo alguien más antes que yo aquí?

Giana paró todos sus movimientos y dejó de apretar. Volteaste tu cabeza aturdida, frunciste el ceño al ver que ella tenía un rostro de pánico.

— Giana te estoy hablando.

Ella pareció salir de su trance y de nuevo retomó los hilos en señal de que seguiría aparentando.

— Es cierto Señora, tengo que darme prisa. El señor llegará en cualquier momento.

— No, Giana. — Pronunciaste con autoridad. — Te hice una pregunta. Contéstala.

Giana tragó saliva, estaba notablemente sudando.

— ¿C-cual era la pregunta, mi señora? — Su voz flaqueó, sus manos todavía se aferraban a los hilos del vestido pero temblaban.

— ¿Satoru tuvo a alguien más aquí? ¿Una amante o quizá un amante?

— E-eh si lo tuvo, pero no se tiene que preocupar. —Ella empezó a reír del nerviosismo. — Fue hace mucho tiempo, ya ni siquiera lo recuerdo bien.

— Oh...— Fue lo único que salió de tu boca, volviste a retomar el interrogatorio segundos después. — ¿Cual era su nombre?

Giana se quedó en silencio, empezando a retocar detalles del vestido que llevabas y luego empezó a revisar tu maquillaje. Como si quisiera que vieras que estaba ocupada para así evitar cualquier pregunta.

— ¿Sabes algo gracioso Giana? Siempre pensé que Satoru era una persona muy libre para sus propios gustos, si no mal recuerdo una vez me contó que salió con un hombre. ¿Quien diría que al Más Fuerte le gustaran los hombres y mujeres? Es un goloso.

Desde que la palabra "Hombre" salió de tu boca volvió a ponerse estática, entrando en pánico.

— ¿Alguna vez llevo un hombre al clan? O alguna mujer? — La miraste de reojo, analizándola.

— Y-yo no lo sé, mi señora. Quizá no estaba trabajando en el clan cuando eso sucedió.

— Sabes, si hay algo que note desde hace ya varios días Giana, es que tus manos tiemblan cuando mientes. — Forzaste una sonrisa.

Genial, ahora tenías otro misterio que descubrir.


















AF
(Omg lo siento bastante por hacerlos esperar, estoy leyendo todos sus comentarios y de verdad que no puedo estar más de acuerdo con ustedes. Sigan comentando y reunamos firmas para sacar a Satoru de la historia. )

𝐂𝐚𝐫𝐢𝐧̃𝗼𝐬𝐚𝗺𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚𝗺𝐢𝐠𝗼𝐬. ||𝐆𝗼𝐣𝗼 𝐒𝐚𝐭𝗼𝐫𝐮||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora