No es normal que un hombre de 28 años trate de manera cariñosa a su estudiante fémina, menos cuando esa "amistad" quitara tu libertad.
Nombre del oc/Gen
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—¡Me estás lastimando Satoru, basta!—Gritaste con impotencia. Todos veían, nadie hacía nada.—¡Me tienes harta ya!
Satoru te soltó, te miró perplejo. Realmente habías explotado. Procedió a mirarte en silencio pero con una pizca de burla.
—¿Por qué? ¿Por qué eres así? ¿Desde cuando nuestra amistad se convirtió en esto? ¿Por qué ya no puedo estudiar? ¿Por qué me hiciste firmar ese maldito papel? ¿Por qué me alejaste de mis amigos?
Gritabas cada pregunta con ira. Sentías re sentimiento, todo iba bien entre ustedes. Estaban disfrutando y saliendo como buenos amigos. Todo era sano, estudiabas en la escuela, tenías a tus amigos y compañeros, hacías misiones y salías victoriosa, entrenabas. Tenías una vida adecuada a tu edad, para que en simples semanas todo se fuera abajo y Satoru tratara de mantenerte cautiva en una jaula.
¿Quienlehabíahechotantodaño?
—¿Terminaste?—Fue su seca respuesta.
Tratabas de regular tu respiración. Esa respuesta te había avergonzado haciéndote sentir patética. Era como si no le hubiera importado una mierda todos tus sentimientos y como te había hecho sentir.
Ahí lo terminaste de entender.
Satoru solo era lo que todos habían dicho.
"Unegoístanarcisista"
El te cargo en brazos, dirigiéndose hasta el auto. Trataste de patalear y gritar pero sentías tus oportunidades para vivir eran bajas. Abrió la puerta del auto, obligando a querer entrar en el auto. Seguiste pataleando y pateandolo para alejarlo de ti, tratar de salir del auto. Empezaste a manotearlo hasta que lo arañaste en el rostro, dejando una cortada que sano de inmediato por su ritual.
Una bofetada cayó en tu rostro, lo sentiste arder. El había hecho tu cabeza girar. Empezaste a sentirte mareada y ver nublado, trataste de aclararte. Bajando la guardia y dándole oportunidad de cerrar la puerta.
—Realmente quería ser paciente y no cometer locuras. —Hablo mientras encendía el auto. Llorabas tratando de callar todo sonido, mientras veías por la ventana como se alejaban del lugar.
