No es normal que un hombre de 28 años trate de manera cariñosa a su estudiante fémina, menos cuando esa "amistad" quitara tu libertad.
Nombre del oc/Gen
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— Hace bastantes años, mi señora. Cuando el señor era un adolescente tuvo solamente un amigo. Por una situación que desconozco su amigo se desvió al camino del mal y hizo muchos crímenes. Su nombre era Suguru Geto...
Ese nombre lo conocías bien, era un hechicero de grado especial que luego fue sentenciado a muerte. Yuta te contó sobre el, la guerra que el provocó y que Satoru lo había matado.
¿Satoru había matado a su amigo?
— El señor se desplomó y tuvo bastantes colapsos después de que se fuera. Se hizo mas frío y ya no mostraba sus reales sentimientos, se volvió menos sincero mostrando una sonrisa cuando la verdad lo que siente es contrario. Lo único que se es que antes de matarlo, el cautivó a su amigo en el clan pero tiempo después lo liberó.
Abriste tus ojos y tapaste tu boca, de la sorpresa y horror. ¿Satoru le había hecho lo mismo a este Suguru Geto? Quizás Satoru tenía razón, el nunca cambiaría. No sabías que decir ni cómo reaccionar. Lo único que querías era escuchar razones de su boca.
— ¿Qué usted piensa sobre el señor Gojo? — Preguntó directamente Giana.
Soltaste un suspiro.
— No lo sé Giana, antes de todo esto Satoru era mi familia. Bueno, lo sigue siendo es lo único que he tenido desde que mi padre asesino a mi madre. — Mientras hablabas tus lágrimas quisieron salir. — Si el me hubiera hablado sobre eso, si me hubiera contado sobre Suguru Geto. Lo habría ayudado y lo hubiera aconsejado. Pero simplemente eligió la manera más cruel.
— ¿Usted lo ama mucho, verdad? Después de todo se preocupa y muestra que usted solo quiere lo mejor para él.
— Claro que lo amo, el me lo dio todo cuando no tenía nada.
— Quizás el cambie...— Murmuró Giana.
— Quizás en otra vida. — Mis ojos se apagaron, estabas cansada de todo. Ahora en este momento es donde te habías arrepentido de no haber huido con Giana. — Estoy agotada Giana, ya estoy cansada y no seré quien se quede a esperar a que algo cambie.
El sonido del teléfono sonó por toda la habitación, Giana se levantó con apuros a atender el teléfono.
Te levantaste, decidiendo volver a tu habitación a dormir de una vez por todas.
— Muchas gracias Giana, necesitaba hablar con alguien. — Le sonreíste débil, cerrando la puerta detrás de ti.
En otra vida, quizás Suguru no se hubiera ido y yo hubiera sido feliz.
