Encuentro

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Felipe estaba tras un tronco con la espada en mano con Luis sentado a su lado.

-Hecho de menos Cozumel...-susurro Luis con lástima.

-¿No que era aburrido?- preguntó Felipe.

-Sí, glorioso y precioso aburrimiento.

Felipe solo lo miró con una suave sonrisa y negó con la cabeza. Escucharon unos pasos corriendo hacia ellos y rápidamente actuaron. Emboscando a los nativos ambos impidiendo que el pequeño grupo se acercara a ellos. Felipe agitó la espada cortando el cuello de uno y ensalzándose con otro, Luis empezó a agitar el látigo hiriendo al resto.

El caos de la batalla se escuchaba a lo lejos, los soldados españoles combatían contra una civilización nativa llamada Potonchan y algunos de sus aliados.

-Creía que con la primera vez que peleamos contra ellos dejó en claro que debían de haberse rendido

-¿Tú lo harías? ¿Te rendirías?

-Se sincero, Felipe. Si llegase alguien a tu casa con el bastón que hace ruido y mata ¿Tú no saldrías corriendo?

El rugir de los arcabuces sonó en la lejanía y varios nativos corrieron asustados lejos de su posiciones.

-Esa mierda de palo... Va a cambiar sus vidas- susurro Luis a lo lejos.

-Esa mierda palo va a cambiar las guerras-susurro caminando e inspeccionando el lugar- Será más crueles

-¿Seguro? Porque para mí que te corten partes de tu cuerpo lentamente me parece más cruel y doloroso.

-Al menos puede defenderte de esa forma. ¿Acaso puedes esquivar los balines del arcabuz?- preguntó con una sonrisa.

-Nunca lo he intentado- respondió con una sonrisa en su rostro

Ambos caminaron por los alrededores atento a cualquier ataque sorpresa, pero los nativos parecían asustados ante los jinetes y arcabuces por lo que no tardaron en replegarse.

-Que raro... ¿No han venido exploradores por aquí? Parece que no han visto a los caballos y arcabuces antes- susurro Felipe mirándolos en su huida.

-Puede que ellos sean de unas tribus más alejadas y aún no hayan tenido contacto... Tampoco son tan imbéciles para enfrentar a unos hombres que de un sonido te mata.

-Aquí no hay herrerías, deberían cuidar más la munición.

-Eso es problema de los arcabuceros, yo estoy bien con mi leal látigo.

Felipe no respondió, solo lo miró con una suave sonrisa.

-Volvamos, quiero ver qué Isabela este bien.

-¿Seguro que no es tu amante? Te veo muy unido a ella últimamente...- insinuó con una sonrisa traviesa.

-Desde luego que no- respondió rápidamente casi indignado- Solo quiero asegurarme que está bien, no he dado una paliza a un capitán y destruido un cortijo por nada.

-Y de meterla de polizón en el barco, ganarte un castigo y una buena bronca por parte de Cortés... Detalles sin mera importancia ante una persona a la cual no conoces.

Felipe le miró mal pero Luis permanecía con una sonrisa en su rostro mirando al pelirrojo. Felipe dio un suspiro y empezó a caminar de regreso con el resto de soldados. Luis iba a su lado con su estúpida sonrisa en el rostro.

-Deja de sonreír- dijo Felipe molesto.

-Acepta que te gusta

-No....

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora