Felipe tomó la mano de Cortés y le dio un fuerte apretón de mano. El conquistador sonrió satisfecho pero Felipe se sentía extraño. Podía subir en su estamento, por fin tendría el estatus digno a alguien de su orden. No sería más la piadosa de un hombre mayor que le dio el favor de ser un caballero de Santiago, podría defender su título. Ser alguien respetado. Aquello que siempre soñó en el burdel rodeado viejas mantas roídas por ratas, sería alguien respetado, como aquellos hombres que caminaban frente a él cuando Pedro y él eran niños y se sentaban a la sombra de un árbol espulgándose. Sentiría aquello que sintió en Italia, la admiración de desconocidos que no sabía de su historia y lo veían con buenos ojos, las mujeres le sonreía de forma coqueta y los hombres le daban palmaditas en la espalda, podría tener aquello en su país, en España. Ya no sería más el hijo de una prostituta, podría decir ser un caballero de Santiago y todos le creerían. Todo lo que siempre deseó... lo estaba tocando con su mano. Pero aún así. Felipe sentía algo contraerse en su pecho, no había conquista pacífica y una conquista era muy diferente a una guerra. No es lo mismo defender que atacar. No es lo mismo pelear para sobrevivir contra otro hombre armado que te quiere muerto... No. Aquí Felipe sabía bien su posición, mataría hombres armados y mataría mucho más que eso.
"Todo este oro..." pensó mirando de nuevo las relucientes cajas llenas del metal valioso "¿Lo vale?"
-Bien, Felipe- dijo Cortés con una leve sonrisa soltando su mano- Entonces cuento con tus conocimientos, seguro que el haber estado cerca del excelentísimo Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar. Espero un gran saber y experiencia de tu parte.
Felipe miró a Cortés por el rabillo del ojo y asintió levemente.
Cortés simplemente le devolvió el gesto con una sonrisa mientras caminaba lentamente hacia la salida de la tienda.
-Te dejo solo, pues- dijo desplegando la tela que servía de puerta- Para que veas las maravillas que ahí aquí adentro y las maravillas que podrás hacer con ellos cuando regresemos a España- Cortés río suavemente como un susurro- Aunque con un poco de suerte... podríamos quedarnos aquí y ser gobernadores y crear nuestra propia propiedad como si fuésemos reyes... después de todo. España está muy lejos.
Cortés salió de la tienda dejando a Felipe solo. El pelirrojo permaneció unos instantes en silencio mientras miraba la riqueza a su alrededor sus manos acariciaba las cajas y las joyas con sumo cuidado, sintió la fina tela entre sus dedos y la suaves plumas de lo que parecía una enorme corona color verde y con joyas incrustadas en el. Felipe se sentó en una de las cajas en silencio, respiraba de manera tranquila y mientras sus ojos brillaban por el reflejo de aquellas maravillas presentadas ante él su interior libraba su propia batalla.
El pelirrojo no dejaba de pensar en todo lo que conllevaba aquello que había aceptado, una conquista. No era para lo que se alistó. Solo quería aventuras y renombre y aunque era cierto que una conquista podía ayudarlo a conseguirlo más rápido no estaba seguro que este fuese su caso. Era ilegal lo que hacían. La promesa de Cortés puede que nunca llegara a cumplirse. Podía volver encadenado o victorioso a España, si es que lograba regresar. ¿Y qué pasaría con Isabel? La metería de lleno en la boca del lobo, podría salir herida o podría morir. La batalla de Centla, la batalla que tuvieron hacia poco con los mayas fue dura, pero el sonido de los arcabuceros y su poder de matar asustaron a varios nativos. Este sitio no era seguro, puede que dentro de poco entre en una nueva batalla, puede que ya no les asuste los arcabuces, los perros o los caballos, puede que descubran que solo eran hombres que estaban allí de casualidad. Unos pobres diablos condenados a viajar por la selva abriéndose paso entre la maleza sin saber muy bien que comer y que animal es peligroso o no. Felipe dio un prolongado suspiro. Una cosa era matar para defender, otra cosa era una guerra abierta, pero conquistar era una palabra muy poderosa. ¿De qué manera se justificarían ante el rey? ¿De qué manera se justificarían ante Dios?.
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Secretos del pasado
FanficHace muchos siglos atrás... un continente, que como por arte de magia, había aparecido entre las olas del viejo mundo. Nuevas plantas y animales se presentaban ante millones de personas y con ellos, nuevos humanos. Los españoles habían conquistado...