Tlatoani

29 3 26
                                    


Olrox miraba a aquel hombre, los ojos rojos de ese chamán analizaban a la criatura que había creado. Yoali no había borrado su orgullosa sonrisa haciendo que el ojiverde estuviese más molesto por segundo.

-Así que en verdad estás aquí... Yoali- susurro Olrox mirándolo detenidamente acercándose con cautela hacia el chamán.- Creía que no te gustaba estar con el resto de la gente.

-¿Que te hizo suponer eso?- preguntó con una sonrisa

-No sé... Supuse que vivir escondido en lo más recóndito de la selva, dentro de una pirámide en ruinas era una muestra de tu preferencia solitaria-la voz de Olrox sonaba serena, su rostro estaba erguido y solo permitía que sus pupilas bajasen para ver perfectamente al hombre frente a él.

Yoali solo amplio la sonrisa.

-No estás del todo equivocado... Olrox- dijo sin perder ese tono apacible y casi juguetón- Amo la soledad, pero es algo que aprendí a amar... No todos comprenden nuestros poderes. Puedo ser amado pero también muy temido, al igual que tú.

-Yo no soy como tú, tengo un pueblo que proteger. Yo pertenezco a un lugar

Yoali no dejo de sonreír pero algo cambió en esa sonrisa volviéndola algo siniestra.

-Por ahora- susurro

-¡¿Qué quieres decir con eso?!- gritó Olrox acercándose de manera amenazante al chamán. Yoali solo amplio su sonrisa- ¡¿Que haces aquí, Yoali?!

Yoali no se movió ni un centímetro, ni siquiera cuando Olrox lo miraba fijamente a los ojos separados por apenas unos centímetros de distancia. El guerrero se mostraba tenso y embravecido, mientras el brujo solo tenía una postura relajada y tranquila.

-Sabes a lo que me refiero...-susurro Yoali mirándolo a los ojos con una media sonrisa- Bonita marca, por cierto.

Olrox dio un paso hacia atrás. Su mano tocaron su marca de nuevo pero está vez el nativo incrustó sus uñas buscando hacerla desaparecer.

-Ese español... Te ha supuesto un dolor de cabeza- dijo en tono jocoso sin evitar soltar una carcajada ante su propio chiste.

Olrox miró con furia al chamán, este solo seguía devolviéndole esa sonrisa inquebrantable

-¿Cómo lo...?

-¿...sé?- acabó Yoali la frase de manera serena- Olrox... No hay nada que pase en este jodido continente sin que yo lo sepa. Desde las islas más al este... Donde los españoles empiezan a crear sus ciudades, donde sus templos han empezado a erguirse. Hasta la cueva más escondida y recóndita de está tierra... Yo lo sé.

Olrox lo contemplaba en silencio, su respiración era fuerte y casi agitada. Quería mantenerse sereno, pero desde que había tomado de la sangre de ese hombre no podía evitar sentir algo extraño en su presencia, un fuerte respeto casi rozando el miedo aparecía en su cuerpo. Pero él no iba a inclinarse ante aquel extraño hombre, ya tenía a un señor a quien seguir, su convicción era fuerte. Era un guerrero del imperio Azteca, era un guardián y protector de este y nadie le cambiaría eso.

-Eso no responde a mi pregunta- dijo Olrox en tono molesto

Yoali solo río un poco más fuerte.

-Ya no eres humano...- dijo con algo de diversión en su voz que rápidamente fue cambiada a a un tono levemente más serio- Pero aun no estás completo del todo.- susurro. Olrox tomó aire por su nariz de manera lenta inflando por completo sus pulmones. Yoali solo le dedico una sonrisa mostrando sus blancos dientes mientras su mirada se posaba en el agua del lago- Solo diré... Al final... Todos los ríos del mundo va al mismo mar.

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora