Frío y cálida hoguera

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Isabel terminó de curar a Felipe ignorando la herida sangrante de su hombro, aunque por culpa de esa herida hacía que su brazo temblase, pero ella no sabía si se debía a ese fuerte mordisco o la situación tan estresante y terrorífica que había vivido. Aún podía sentir los afilados colmillos clavados en su piel y la fuerza descomunal que el hombre había ejercido contra ella. Una absurda sonrisa cruzó su rostro. Sabía que no podía contra un simple humano ¿Qué le hizo pensar que podría contra algo que no lo era? Sabía como actuar en esos casos... quedarse quieta dejar que el otro hiciese lo quisiese con ella para que todo fuese más rápido e indoloro posible. Se olvido de ese sentimiento de supervivencia que la obligará a luchar por ella, quizás perdió ese instinto a bases de golpes, quizás lo perdió a base de miedo, quizás se rindió a aquel destino de muerte hace mucho, quizás había regresado un pequeño sentimiento de querer seguir viviendo.

Cuando Isabel terminó de curar a Felipe fue cuando se dio la oportunidad de respirar aliviada. Ya no podía hacer mucho más por él excepto estar pendiente de que no empezara a sudar o temblar y que no apareciera una fuerte fiebre. La joven tocó su frente y labios y suspiró aliviada al ver que no era el caso por ahora.

De repente, un fuerte trueno rompió el silencio. La joven se sobresaltó pensado principalmente que era obra de aquel hombre, pero cuando vio la lluvia caer se dio cuenta que probablemente era una pequeña lluvia torrencial. Isabel chasqueo la lengua pues la lluvia solía traer frío y no tenía nada para dar calor ya sea a ella o Felipe y eso podría jugarle muy en contra. No le quedaba más remedio que pensar en alguna solución, por suerte los árboles le servían muy bien de techo y evitaba que el agua se colase hasta ellos.

-Esto posiblemente te duela...- susurro mirando a Felipe- pero es mejor que estés tan afuera y puedas mojarte.

Isabel se puso de pie y agarró a Felipe por los hombros con cuidado tirando de él con toda las fuerzas que podía intentándolo refugiándolo más entre los árboles. El pelirrojo no podía evitar soltar sonidos de dolor mientras Isabel lo movía.

-Lo siento, lo siento, lo siento...- repetía en un susurro sintiéndose mal por provocarle ese dolor.- Es por tu bien...

Isabel por fin pudo dejarlo tumbado más adentro sobre un suelo más recubierto de hojas, quizás eso lo mantendría algo separado del suelo por si llegaba a humedecerse.

Lo acomodó lo mejor que pudo y fue a buscar la camisa de su ropa para ponérselo por encima como una manta, tras eso regresó a recoger sus útiles de medicina para también protegerlo. Menos mal que adquirió la costumbre de llevar ese bolso oculto en su ropa para casos de emergencia. Una cosa que había aprendido era que nunca se sabía cuando ocurriría algo que lo pusiera en peligro y probablemente puede que no pudiese agarrar su bolso "oficial" de medicina. Por lo que siempre llevaba uno bajo la ropa. No sería la primera vez que algún médico o enfermera le quitase algún útil de la mano porque ella no sabría emplearlo bien o directamente no emplearlo y teniendo en cuenta que Felipe era un soldado y se lastimaba muchas veces en alguna pequeña batalla o en los entrenamientos lo mejor que podía hacer es ir siempre con ese pequeño botiquín. Había días que odiaba ese peso extra, hoy estaba muy agradecida.

Isabel recogía los útiles lo mejor que podía, no era mucho y faltaba cosas importantes pero tenía lo justo para alguna pequeña emergencia hasta que pudiesen buscar ayuda más equipada. La joven dio un suspiro y miró el exterior, la lluvia caía con fuerza en la selva ya había creado un pequeño riachuelo de un centímetro de alto pasando frente a ella. No sabía cuando pararía, no sabía cuánto tiempo estaría allí o si ese hombre regresaría a por ellos, no sabía ni siquiera donde estaban y que tan lejos de los demás se encontraban. Soltando un suspiro agarró el bolso donde guardaba los útiles y la bolsita de agua. La bolsa grande la dejó bajo la lluvia para que se llenara, en cambio, la pequeña salió a llenarla en el pequeño riachuelo.

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora