Caballos

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Felipe guardó silencio por unos segundos mirando detenidamente a Olrox, este solo le devolvía una fría e indiferente mirada. Felipe dió un leve suspiro y se giró hacia Isabel que aún permanecía con el rostro agachado.

-Isa...- dijo suavemente llamando su atención- Escucha, no interrumpes nada. Olrox y yo solo discutíamos. No debes preocuparte por nada.- explicó suavemente.

-Pero...- dijo algo insegura.

-Olrox solo te ha dicho eso para tomarte el pelo. No le presté atención a lo que dice- dijo simplemente.- Yo no siento ese tipo de cosas, no me gustan los hombres y mucho una serpiente mentirosa y cruel.

Felipe se volteó y miró mal al azteca, este solo le sonrió y le sacó la lengua en forma de burla. Felipe iba a contestar cuando un sonido muy familiar se anticipó a él.

Felipe y Olrox fruncieron el ceño ante el sonido y agudizaron aún más sus sentidos.

-Isabel- susurró Felipe mirando a la nativa, está levantó la cabeza y entreabrió los dedos para ver a Felipe- Ve a la orilla y vístete- ordenó en un susurro.

La joven asintió y se hundió en el agua nadando lentamente hacia la orilla sin hacer ruido. Felipe sintió un fuerte viento a su espalda y cuando se giró vio que Olrox había desaparecido. El pelirrojo empezó a buscarlo con la mirada pero no lo veía en ningún lado a moverse y mirando tras la roca vio lo que era una sombra negra adentrándose a la selva.

-Ni se te ocurra- susurró Felipe molesto y empezó a nadar tras Olrox.

El español salió del lago e ignorando su desnudes empezó a correr buscando al azteca y el origen de aquellos sonidos. Las plantas secas se rompían bajo sus pies y otras arañaban sus piernas y caderas Felipe ignoró todo eso y siguió corriendo de frente por unos pocos metros. Poco a poco los árboles se abrían a su paso y pudo ver cómo entre ellos aparecía lo que parecía ser un pequeño grupo de caballos. El pelirrojo se detuvo escondiéndose tras un árbol para no ser detectado y miró a los espléndidos animales.

Los caballos eran hermosos, animales grandes y robustos aunque se les podía ver un poco deshidratados y delgados con el pelaje completamente sucio pero lo que más llamó su atención fue la sillas de montar que aún llevaba puesta.

El ruido de unas ramas moverse sobre su cabeza hizo que Felipe levantase la vista solo para poder ver como Olrox aparecía en lo alto de una y como sus ojos empezaban a analizar y estudiar el lugar. Los animales respondieron alzando sus orejas y poniéndose en guardia empezando a relinchar más fuerte y moviéndose nerviosos.

Felipe salió de su escondite lentamente poniéndose enfrente de los animales estos al verlo hizo que unos pocos huyeran, otros en cambio se quedaron frente al pelirrojo mostrándose un poco más nerviosos. Felipe se acercaba a paso lento hacia ellos con las manos extendidas y con movimientos lentos y suaves.

-Tranquilos.... Tranquilos...- susurraba acercándose lentamente- No os voy a hacer nada.

Felipe se acercó lentamente y un caballo de color gris oscuro con motas blancas y crin larga y grisácea se acercó hasta la mano del español respirando fuertemente. El pelirrojo acarició el hocico del animal lentamente para relajarlo.

-Ya está, estás bien, estás a salvo- susurraba acariciándolo lentamente.

Felipe empezaba a acariciarlo con más fuerza tocando el rostro y el fuerte cuello del caballo.

-¿Dónde están vuestros jinetes, amiguitos?- susurró suavemente con una sonrisa intentando dejar al animal en un estado de tranquilidad.

El pelirrojo sentía la mirada del azteca en su nuca, sentía aquellos ojos verdes clavados sobre su cuerpo pero a él solo le importaba al animal que tenía frente a él. Lentamente caminó a lo largo del animal hasta llegar a su silla de montura, al tocarla veía como parecía manchada y sucia por una sustancia muy oscura. Felipe dió un suspiro e hizo la señal de la cruz sobre su cuerpo no era extraño que los caballos fuesen con ellos a las expediciones y que se usaran para combatir, tampoco era extraño que si el jinete moría o caía del caballo estos pudiesen huir despavoridos hacia cualquier lugar. Algunos se encontraban, otros desaparecían.

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora