Invitación

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Felipe sintió el mundo desaparecer cuando vio a Jerónimo a lado de Cortés. Los indios hablaban su lengua y la mujer que fue bautizada de Santa María le hablaba en otro idioma a Jerónimo que a su vez le traducía a Cortés.

Felipe sostuvo más fuerte a Isabel retrocediendo un par de pasos mirando hacia donde se hallaban las personas reunidas y su vista viajó hacia su espalda. Donde estaba la tienda de regalos.

-Dime, por favor... que es una puta coña- susurro volviendo a ver a Luis.

Luis solo le devolvía la mirada preocupado. Felipe lo miraba y podía ver que en su mirada no había mentira. La respiración del pelirrojo se volvió más pesada y sus manos temblaban mientras sostenía a Isabel.

-¿Felipe?- susurro Isabel preocupada aferrándose más fuerte a su cuello- ¿Estás seguro... que está aquí?- susurró asustada.

Isabel no quería volver a esa noche donde por poco volvía a quedarse desprotegida ante completos desconocidos y perdería al único hombre que se plantó contra los suyos para protegerla.

Felipe la miró a los ojos y vio su miedo, él era el adulto, se suponía que debía protegerla y cuidarla. Incluso de él mismo y las circunstancias, si se comportaba como un niño asustado solo ajustaría más a Isabel y eso sería contraproducente pues si entrara en pánico no podría protegerla.

-No...- susurro intentando volver a ser un hombre más racional queriendo tranquilizar a Isabel pero solo hizo que el miedo creciera un poco más en ella- No lo sé, no tiene sentido que sea él. Después de todo me quería muerto... ha desaprovechado una valiosa oportunidad.

-Eso está claro...-dijo Luis cruzándose de brazos.- A no ser que no quieras que seas el primero en morir... si no el último. Dejarte vivo mientras te obliga a ver como uno a uno nos mata de formas horribles para así acabar con cualquier esperanzas que tenga y usarte como su juguete sexual hasta que te mate y devore tu carne- dijo con una sonrisa siniestra

Felipe e Isabel se abrazaron más fuerte mirando con ojos completamente abiertos a Luis mientras Felipe retrocedía un poco.

-Necesitas ayuda profesional- dijo sin soltar a Isabel y moviendo su cuerpo para alejarla de Luis.

Luis río divertido.

-Por favor, Felipe. Solo era una broma aunque... si es un demonio es una alta posibilidad que pase eso.

-¿Por qué eres tan siniestro?- preguntó Isabel casi molesta.

-No soy siniestro...es solo la mayor posibilidad que tienes ante un demonio.- dijo soltando un suspiro y tomando su látigo del cinturón agitando y dando un fuerte sonido cuando fue agitado al aire y chocando contra el suelo- Pero tranquilo, un par de azotes y a dormir.

Luis empezó a andar buscando la tienda en la que Felipe salió hace poco. Felipe e Isabel se quedaron estáticos mirando al rubio caminar tranquilamente hacia la tienda.

-A ese anormal lo matan

-Sh, Isabel, esa boca- riñó Felipe a la nativa mirándolo enfadado.

-¿Qué? Es verdad- Se defendió relajándose un poco en los brazos de Felipe- ¿De verdad crees que esa cuerda detendrá a ese demonio? Se lo meterá por el culo, se lo sacará por la boca y lo usará como cuerda para saltar- dijo en tono de reproche.

Felipe dio un fuerte suspiro.

-Si no fuese por lo que pasó la última vez que te deje en la iglesia... sin duda te dejaría allí ahora mismo para que te enseñen a hablar bien- dijo con tono cansado- Pero como no estoy tan loco para cometer un error dos veces, te mantendré apartada de Luis para que no te influencie mal.

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora