Olrox dormía plácidamente sobre el pasto, su respiración era pausada y tranquila pero un intenso dolor lo hizo despertar y moverse con rapidez. Sus pies le dolían y al verlos lo noto quemados, asustado miró hacia el frente esperando ver su atacante pero solo vio como un rayo luz estaba justo bajo sus pies.
-Mierda...- susurró
El azteca no comprendía como había permitido aquello, siempre fue muy cuidadoso en el lugar donde dormía. Soltando un gruñido de dolor se tocó la parte quemada de sus pies soltando un leve sonido a un bufido de un gato. Miró hacia su lado solo para ver cómo el español seguía durmiendo plácidamente como si nada pasase.
-¿Estás bien?
Una dulce voz llamó la atención de Olrox y al levantar la mirada vio a Isabel en el lago bajo aquel rayo de luz preparando el cataplasma para curar a Felipe.
-Sí- dijo simplemente poniéndose en pie.
Un dolor punzante recorrió su cuerpo y lo hizo temblar pero no iba a mostrar debilidad en ese momento. Soltando un suspiro empezó a estirar todo su cuerpo.
El azteca estaba asombrado, él no dormía durante misiones donde había capturado a alguien para asegurarse de que este no escapase. Desde que había capturado al español y la nativa su descanso se había transformado en cerrar los ojos y relajarse pero no dormir de aquella manera tan profunda como esa noche.
Olrox empezó a caminar intentando acostumbrarse al dolor. Sus ojos miraban de reojo la luz, sentía una amenaza que venía de ella. Volvía a sentir como aquel dios extranjero se mostraba ante él de manera silenciosa.
-Debemos irnos...- susurró mirando a Isabel. Los ojos del nativo parpadearon con fuerza pues sentía la luz muy intensa- Ya.
-Voy a curar a Felipe, es lo único que queda- dijo la joven poniéndose en pie acercándose a ambos hombres.
Olrox miró alrededor y vio como los caballos estaban despiertos y ensillados, la hoguera estaba apagada y todo parecía en orden.
-¿Has hecho tú todo?- preguntó mirando alrededor.
-Sí, es fácil. También he encontrado un poco más de frutos por aquí cerca, por si nos da hambre. ¿Podrías ver si son comestibles?
-¿Te has ido tú sola?- preguntó entre asombrado y enfadado.
-No muy lejos, solo para buscar algo de comer- dijo rápidamente.
Olrox soltó un ronco gruñido, se había dormido y eso por poco provocó que la joven se marchase. Fue un alivio que no lo hiciera y solo se quedase cerca de ellos pero ese error podía haber sido fatal. No entendía cómo se había podido quedar durmiendo.
-Despierta a ese idiota, tenemos que irnos. Ya- dijo enfadado caminando de un lado a otro su enfado le impedía sentir dolor.
Isabel empezó a mover a Felipe intentando despertarlo, pero este solo se quejaba suavemente.
-Vamos... No me obligues a hacerlo- decía la joven sin dejar de moverlo.
Olrox se empezó a desesperar y caminó hacia ambos pero Isabel levantó la mano y lo detuvo. El nativo la miró confundido y ella solo agarró la bolsa donde guardaba la arcilla con un poco de agua. Esta la levantó sobre la cabeza del pelirrojo y empezó a verter un fino hilo de agua sobre la nariz y boca de Felipe.
Felipe se sentó rápidamente tosiendo con fuerza sintiendo su cara completamente mojada.
-Buenos días- dijo alegremente la joven.- Espero que hayas dormido bien, debemos de seguir.
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Secretos del pasado
FanfictionHace muchos siglos atrás... un continente, que como por arte de magia, había aparecido entre las olas del viejo mundo. Nuevas plantas y animales se presentaban ante millones de personas y con ellos, nuevos humanos. Los españoles habían conquistado...