40: Evil/Clean.

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Por primera vez en la historia de Musa me animé a nombrar el capítulo con 2 canciones :0 pienso que es importante y ambas abordan el tema que se trata

POR CIERO, ADVERTENCIA: Se tratan temas legales que me he sacado del culo y pequeñas consultas en internet, es claro que me tomé libertades creativas porque sólo a una pendeja se le ocurre meter un juicio cuando no tiene ni idea de leyes (la pendeja soy yo) para que no vayan a creer que todo esto es tan real. Se hizo lo que se pudo

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"Me demoré mucho en ponerle fin a esto. Amarte era letal, supongo que eso me hace malvada." -Melanie Martinez.

"Y cuando llegó la mañana ya se había ido todo rastro de ti, creo que finalmente estoy limpia." -Taylor Swift.

...

Tres guardaespaldas llegaron en una camioneta polarizada por Jisung a casa de Charlotte apenas terminaba de desayunar, todos ellos contratados por Minho desde una agencia de Seguridad Privada.

—No puedo ir contigo, pero te mantendré a salvo—, aseguró esa mañana, con los ojos hinchados y una triste sonrisa, mientras se aseguraba que Jisung trajera todo lo que necesitaba.

No obstante, de camino a los jurados Jisung sentía que sus manos no dejaban de temblar, perladas de sudor hasta resultar vergonzoso. Apenas el día anterior estaba dispuesto a afirmar que Junseo era cosa del pasado para él, pero de camino sintió que todo comenzaba a tambalearse hasta derrumbarle un edificio encima, aplastándolo. Su nerviosismo era tal que comenzaba a tirar con insistencia de las mangas del suéter de lana azul cobalto que estaba vistiendo, importándole poco si arruinaba la tela al estirarla de esa manera.

Sus nuevos guardaespaldas, cuyos nombres ya había olvidado, iban en completo silencio mirando con atención el camino; uno era el conductor y los otros dos estaban repartidos en los costados de Jisung sobre el asiento trasero. Eran tan altos como un edificio, al menos le daban esa imagen a Jisung, y tan fornidos como un ropero, haciendo que Jisung se sintiera alguien aún más diminuto. Aunque, en cierta parte, agradecía su presencia, parecía más fácil desaparecer entre ellos de esa manera que tener que enfrentar a Junseo en cuestión de minutos.

La distribución de su nueva seguridad le hacía cuestionarse si era protocolo en caso de accidente automovilístico o sólo para evitar que Jisung saltara del auto en movimiento, porque esa parecía ser una idea cada vez más atractiva. En especial cuando distinguió el Edificio de los Jurados en la siguiente cuadra.

—Creo que voy a vomitar—, susurró Jisung, sintiendo sus dientes castañear.

Con un fluido movimiento, uno de los tipos a su izquierda sacó una bolsa de papel y la desdobló de manera rápida para dársela. El rubio se aferró a ella y la llevó a su rostro, respirando en un intento de normalizarse y frenar las náuseas que tornaban su visión borrosa y hacía que sudor frío circulará por su frente y nuca.

Sentía el corazón latirle en una acelerada carrera que amenazaba con explotar en su pecho, su garganta se cerraba haciendo que respirar fuera una actividad bastante difícil pues Jisung sentía que se estaba ahogando.

Cuando la camioneta giró hacia el estacionamiento subterráneo, Jisung quiso gritar que volvieran, que aún no estaba listo porque pensar en verlo hacía que quisiera arrancarse la piel, rascar debajo de ésta en espera de calmar el ardor de su toque fantasmal que le hacía temer de las caricias de Minho.

Por encima del zumbido de sus oídos escuchó a uno de los guardaespaldas hablar por teléfono mientras los otros dos intentaban abanicarle, hacer que el aire circulara. La vergüenza de tener un ataque de ansiedad y pánico frente aquellos desconocidos hacía que las lágrimas picaran de forma ardiente en los ojos de Jisung, ahogándose con el llanto y reprendiéndose por no poder ser más valiente, sólo un pequeño niño asustado que pretende ser un superhéroe.

El Favorito de Apolo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora