El Favorito de Apolo.

20: This Love.

PREGUNTENME QUIEN TENDRÁ COLABORACIÓN ANDEN, PREGUNTENME -gritos de perra loca-

Por cierto, creo que ya lo he mencionado bastante pero igual les vuelvo a ser incapie; como quiero que la historia se centre más en Jisung, es obvio que los capítulos van a girar en torno a él en su gran mayoría pues para que lo tengan en cuenta 

Y sí, otra canicón de Taylor Swift porque no fui al The Eras Tour por pendeja y porque ya me cansé de buscarme excusas para no usar sus canciones ;-;

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"Estas manos tuvieron que dejarlo en libertad y este amor regresó a mí." -Taylor Swift.

...

La cuestión del tiempo es completamente extraña, existen días mejores que otros. A veces los segundos se estiran como goma de mascar sin fin hasta convertirse en horas y, otras veces pasan tan rápido al igual que el batir de las alas de un colibrí.

Cuando te encontrabas solo, el tiempo no parecía tener sentido. Un momento un día puede durar una eternidad y al siguiente han pasado dos semanas sin que hicieras lo que prometiste. Jisung sabía ese tipo de cosas por el mero hecho de pasar días encerrado anteriormente; dormir, levantarse, comer algo, volver a la cama a ver algo en la computadora, volver a dormir parte de la tarde, quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada e iniciar otro día de la misma manera, una y otra vez hasta que llegas al punto donde todos tus días son tan iguales que ya no sabes si han transcurrido apenas unos cuántos, una semana o un mes.

Los días después de su cumpleaños se sintieron algo así, como un lento goteo de una fuga, el agua cayendo lentamente hasta formar un gran charco en el suelo sobre el que puedes caer, haciendo que el rubio se diera cuenta que era el cumpleaños de Seungmin y él no estaría ahí.

Era curioso como hace apenas unas semanas habría dado su brazo derecho por algo de tiempo a solas y ahora que lo tenía sólo quería escapar, correr tan rápido como pudiera mientras sus pulmones ardían, lejos de la soledad que le rodeaba en aquel apartamento. Quería gritar con la certeza de que sería escuchado, llorar y suplicar que no lo dejarán atrás porque los monstruos en su cabeza encajaban sus garras en su cerebro y luego lo lamían para sembrar sus propias ideas transformadas en pensamientos que Jisung acogía en su corazón y distorsionaba su realidad.

Las pastillas en su frasco estaban desapareciendo con mayor frecuencia, una tras otra hasta que un suave tintineo inundaba sus oídos al tomar el frasco y esa era la única razón por la que Jisung tenía permitido salir de casa, con sudaderas oscuras, gafas de sol y una mascarilla que cubría la mitad de su rostro mientras su cabello dorado se mantenía bajo un gorro de lana.

Habría deseado que las circunstancias en las que condujera por primera vez su camioneta fueran distintas, pero llegados a este punto de su vida se daba cuenta que las cosas no siempre salían como uno desea y por eso debe de sobreponerse de los golpes de la vida cuanto antes porque si dejan que lo derrumben, el mundo entero seguiría pisándolo porque nadie iba a detenerse sólo porque él se cayó.

Sus manos temblaban contra el volante mientras conducía por las calles tan familiares, girando en las curvas correctas, deteniéndose en los semáforos que solía contemplar a través de la ventanilla cuando era su padre quien se encontraba en el asiento del conductor y Jisung se preguntaba si, con el tiempo, su cerebro funcionaría de forma correcta ahora que estaba siendo atendido.

Bueno, la sorpresa es que nunca lo hizo; había buenos días, a veces duraba meses completos sintiéndose completamente bien, un frasco de pastillas con apenas unas cuántas bajas por un año entero; pero luego estaban los malos días como los que tenía en los últimos meses, donde no sólo temblaban sus manos sino también sus dientes con violencia, días donde decidió tener las uñas cortas para no rasguñarse hasta sacar sangre, en donde el sueño salió por la ventana y su corazón amenazaba con explotar en su pecho a cada minuto del día.