56: My Immortal.

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Me emocioné bastante, perdón

ADVERTENCIA: MENCIÓN DE PROBLEMAS ALIMENTICIOS Y VIOLENCIA FÍSICA PARA QUE PROCEDAN CON PRECAUCIÓN

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"Este dolor es demasiado real, hay demasiado que el tiempo no puede borrar." -Evanescence.

...

Hyunjin respiró con profundidad intentando calmar los temblores de sus manos alrededor del volante, esperando encontrar dentro de sí la fuerza necesaria para bajarse del auto y caminar hacia la otra acera pero, siendo honestos, sentía que sus piernas eran gelatina y no podía hacerlas moverse.

Estaba un poco desesperado, aunque rayaba en la histeria, y si bien había hablado en terapia lo que había descubierto hace unos días, sentía que ni siquiera las palabras de su terapeuta eran suficientes porque Hyunjin estaba cayendo por el borde, desesperado por hacer saber a su amor todo lo que de verdad sentía, arreglar las cosas que rompió para que, en un futuro, pudieran funcionar como antes.

Su padre ya le había dicho que Seungmin no iba a la oficina, todo lo hacía desde casa. La señora Kim le dijo esa noche que él no estaba ahí y Hyunjin sólo sabía, por Jisung y Changbin, que Jeongin estaba quedándose con él pero el problema era que nadie le decía a Hyunjin dónde, ¿dónde estaba? ¿Por qué lo seguían escondiendo? ¿Por qué él no quería que supiera dónde encontrarlo?

Echó la cabeza hacia atrás, recargándola en el respaldo del asiento mientras cerraba los ojos, sintiendo que detrás de sus párpados brillaban las pegatinas de estrellas que pegó en su dormitorio de la Residencia Roja, deseando saber si aún seguían ahí o alguien más las había quitado.

Se sentía tan débil, un despojo de la humanidad, sin embargo con sólo mirar la acera de enfrente tuvo el valor de recordarse por qué hacía esto. Necesitaba encontrar a Seungmin, poder hablar con él aunque éste no dijera nada, y el único lugar en donde se le ocurría comenzar a buscar era aquel por lo que, sacando las llaves del contacto del auto, se aventuró a salir a la calle, deteniéndose cuando vio pasar un auto antes de cruzar a toda prisa.

Su abrigo (el de Seungmin) ondeaba a cada paso debido al aire invernal que hacía. El invierno se aferraba a los días de enero, había algo de nieve decorando las calles y los cielos seguían de ese suave gris que hacía sentir que vives bajo un domo y es difícil calcular la hora del día. El aliento de Hyunjin escapaba en una pequeña nube a través de sus labios, fragmentos de su alma saliendo y desapareciendo en el aire.

Se detuvo frente a la puerta de acero pintada de negro y alzó una mano, dudando con el dedo sobre el timbre. ¿Y si esto era lo correcto? ¿Y si necesitaba seguir adelante y dejar libre a Seungmin? Él se ha esforzado demasiado en desaparecer por completo de la vida de Hyunjin, siendo apenas un vistazo a un pasado maravilloso, como volver a leer un libro sólo para terminarlo y darte cuenta de que nada es real, ¿eso era lo que tenía que hacer? ¿Dejarlo ir?

Miró el timbre, notando con algo de pesar cómo su dedo se alejaba de él.

Dicen que cuando amas algo debes dejarlo ir, y quizá nos hacen entender que debes rendirte y dejarle hacer su vida, pero en las circunstancias de Hyunjin parecía ser un significado diferente porque Seungmin ya se había ido, fue Hyunjin quien le abrió la puerta de par en par y luego lamentó su partida.

No obstante, ¿eso debía ser? Sólo cerrar la puerta detrás de él, mirarlo a través de la ventana, observando cómo rehace su vida y encuentra a alguien más que se aferre con uñas y dientes a él porque sabrá que su amor es tan auténtico que nadie en el mundo sería capaz de replicarlo.

El Favorito de Apolo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora