52: could cry just thinkin' about you.

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Hola holaaaa, yo sé que me extrañaron tanto que les di otra actualización para compensar mi ausencia jiji

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"Escribímos una vida nosotros solos, ojalá pudiera ponerla de nuevo en la estantería." -Troye Sivan.

...

A diez minutos en auto de su nueva vivienda se encontraba un pequeño supermercado, no era la gran cosa pero parecía ser lo suficiente para que las personas surtieran la lista del hogar.

Seungmin se encontraba acunando el teléfono entre la mejilla y el hombro mientras hacía malabares con un canasto y comenzaba a tomar productos de los anaqueles según su memoria selectiva de cosas que le hacían faltas mientras escuchaba las quejas de Jeongin al teléfono.

—Tu rata peluda ha mordido mis calcetines.

—No le digas rata a Kkami—, lo regañó mientras, a través de la línea, escuchaba el ladrido del perro ante semejante insulto—. Es la única razón por la que sigue ladrando cuando ve a Jisung.

Bueno, tal vez no le llamaría rata peluda si no mordiera mis calcetines, ¡ah! —, el grito de Jeongin sonó bastante agudo mientras Kkami seguía ladrando—. Esto no pasaría si ya tuvieras una cama.

—Llega mañana.

La voz de Seungmin sonaba agotada, preguntándose qué tenía que ver su nueva cama con el hecho de que Kkami había encontrado interesante los calcetines de Jeongin, pero lo dejó pasar porque era más fácil seguirle la corriente que comenzar a discutir de nuevo.

Colocó el asa del canasto en el doblez del codo y pudo sostener su teléfono con una mano contra su oído mientras seguía teniendo el otro brazo libre para tomar las cajas de cereales y algunos paquetes de ramen.

No estaba en sus planes volverse roomie de Jeongin después de la universidad, después de todo nunca fueron ese tipo de amigos que querrían compartir un apartamento como lo fueron Changbin, Jisung y Chan; ellos funcionaban bien porque no se veían todo el tiempo, ahora ya ni siquiera sabían qué hacer con el otro, y a eso debieron de agregar a un perro hiperactivo que seguía haciendo destrozos por toda la casa.

Kkami siempre fue un perro tranquilo, por no decir flojo, consideraron que el perro era demasiado perezoso como para hacer los destrozos que esperarían de alguien de su raza. Si bien agradecían que fuera un perro pequeño, Seungmin comenzaba a sentir que estaba ante un hijo adolescente rebelde que por más que le regañara y le dijera que esas cosas no se hacían, Kkami las haría el doble sólo para demostrar que no le importaba.

Orinaba los pocos muebles que había conseguido, cavaba en el patio y se metía con las patas llenas de lodo a ensuciar la alfombra del estudio, había comenzado a recolectar los calcetines de Jeongin y hacerse un nido con ellos, ladraba y aullaba en medio de la noche sólo para que Seungmin se despertara y lo acompañara a beber agua cuando solía hacer esas cosas por su cuenta.

Ya no sabía qué más hacer, si sólo se estaba acostumbrado a la nueva casa o no estaba feliz con el nuevo acuerdo de vivienda.

—No olvides las galletas de queso—, advirtió Jeongin mientras Seungmin tomaba el pasillo donde se encontraban dichas galletas.

—Son horribles, no entiendo cómo es que te gustan tanto—, murmuró, notando que había de distintas galletas.

—Son un gusto adquirido.

—Así como tú.

—Ja-ja, muy gracioso.

— ¿Cuáles llevo? Hay de paquete azul, paquete verde, ¿rojas? Dios, ¿cómo es que existen tantos tipos de galletas de queso?

El Favorito de Apolo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora