33: Burning Love.

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Entonces Jisung pudo llamar a Minho su novio y su vida comenzó a sonar así...

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"Y tú iluminas mi cielo de la mañana con ardiente amor." -Elvis Presley.

...

Era tarde en la mañana cuando Jisung volvió a despertarse, el sol estaba en uno de sus puntos más altos y entraba de forma perezosa por la ventana.

Suspiró, restregando la mejilla contra la almohada en la que descansaba su cabeza y se tomó un momento para acostumbrarse a la nueva iluminación, demasiado entretenido en el extraño paisaje que se encontraba al otro lado de la ventana de la habitación de Minho, con esponjosas nubes creando extrañas formas y el vistazo de algunos árboles con sus hojas a punto de terminar de caer.

El lugar era como volver a casa después de un largo día en el trabajo, poder respirar profundamente sin sentir que estabas ante el acecho de un depredador a punto de atacarte. Jisung quería quedarse en ese momento para siempre, con Minho durmiendo en su pecho y sus brazos tomándolo con fuerza mientras las sábanas cubrían su desnudez.

No recordaba haberse sentido así en años, y desde luego que no le parecía sorprendente y que cada sentimiento en su corazón iluminando todo el mundo siempre le perteneció a Minho, cuando se fue se llevó casi todo lo que Jisung poseía, incluidas sus canciones.

No le gustaba hablar de ello porque lo había ocultado muy bien pero, si es honesto, no ha escrito una canción completa después del primer año de Minho en Juilliard. Durante ese primer año en el que Jisung tuvo que volver a su vida sin él sintió que aún tenía muchas cosas para decir sobre todo así que escribió cientos de canciones al respecto; hubo reclamos, súplicas, escribió sobre las palabras que debió haber dicho, hizo canciones de las promesas que aún mantenía en medio de la noche para aferrarse a algo.

Pero después ya no hubo nada. Conforme pasaron los años y la imagen de Minho en sus recuerdos comenzó a difuminarse, Jisung cada vez tenía menos palabras para decirle así que las canciones quedaron incompletas. Y ahora, en esa perezosa mañana, los dedos de Jisung tocaban notas imaginarias en la piel desnuda de Minho mientras tarareaba canciones sin forma, alabando cada uno de sus lunares o de la nueva forma en la que sus ojos se arrugaban cuando sonreía.

Sonrió cuando sintió los labios del bailarín besar de manera perezosa la piel de su cuello hasta llegar a su barbilla, tarareando al descubrir que Jisung ya estaba despierto.

—Buen día—susurró Minho con voz adormilada.

—Buenos días—respondió Jisung en el mismo tono.

La mano que Minho mantenía en su pecho se deslizó con lentitud hasta llegar a su cuello, sus dedos pasando de forma fugaz por sus pezones y luego arañando de manera delicada la piel de sus clavículas antes de detenerse en el hueco de su garganta. Su pulgar descanzaba justo donde estaba su manzana de Adán mientras el resto de su mano envolvía por completo su garganta.

Jisung ladeó la cabeza para que sus labios dieran con los de Minho, recibiendo una sonrisa del bailarín mientras se incorporaba lo suficiente para alzarse sobre Jisung y mantener su peso sobre el brazo libre. El rubio jadeó cuando sintió la lengua de Minho golpear sus labios, intentando hacerse paso al interior de su boca.

Se retorció un poco en la cama, alzando las manos para enredarlas en mechones de cabello castaño mientras sentía que su perezosa erección matutina despertaba en todo su esplendor, sorprendido de que aún fuera capaz de eso después de los tres orgasmos que había tenido la noche anterior.

La seguridad que Minho tenía al tocarlo era inaudita. No dudaba cuando tenía que besarlo, sabía exactamente que lugares tocar para que Jisung gimoteara su nombre y era tan distinto a lo que recordaba pero no en el mal sentido, se sentía casi mejor. Jisung quería pedirle una lista de todos los hombres con los que había estado para agradecerle a cada uno por poder disfrutar de ese hombre en la cama.

El Favorito de Apolo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora