El Favorito de Apolo.

25: Can't Help Falling In Love.

HOY ES CUMPLEAÑOS DE NUESTRA MUSA, LEE KNOW!!! así que no tengo ni idea de lo que escribí, pero lo escribí

No, en serio, no sé si este capítulo tiene un punto en concreto, sólo sé que aborda tres temas distintos y fue bastante complicado elegir una canción ;-; incluso podrían tomarlo como capítulo de relleno sin pdos

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"Toma mi mano. Toma mi vida entera también porque no puedo evitar enamorarme de ti." -Elvis Presley.

...

Fue el frío lo que despertó a Jeongin esa mañana.

Dormía profundamente en su lado de la cama, las sábanas cubriéndolo hasta la barbilla mientras la capucha de la sudadera que usaba para dormir le cubría la mitad del rostro; el otoño estaba tocando a sus puertas, las temperaturas comenzaban a descender y era la razón por la que Jeongin dormía completamente vestido, con pantalones de yoga, sudaderas y peludos calcetines que su madre seguía insistiendo en regalarle en navidad.

Siendo francos, dormir con Chan era como estar abrazado al calentador ya que el hombre tenía una elevada temperatura corporal, Jeongin ignoraba si era cosa de australianos o chicos grandes ya que Felix suele decir que Changbin es como una manta térmica en invierno, así que Jeongin estaba acostumbrado a despertarse con calor, tanto que era insoportable.

Sin embargo, en esa ocasión fueron sus dientes castañeando lo que le hizo abrir los ojos en apenas unas rendijas, siendo recibido por la oscuridad de la habitación. Se incorporó con lentitud en el colchón, sintiendo la punta de sus dedos heladas al igual que su nariz, mirando desorientado a otro lado de la cama, encontrándose con las sábanas revueltas pero permitiendo que Jeongin apreciara la ventana con las cortinas corridas, la mortecina luz de la madrugada intentando colarse para perturbar su sueño.

Podía escuchar el sonido de los autos, los pájaros comenzando a cantar; los números rojos de su despertador anunciaban que aún faltaban quince minutos para que su alarma sonará así que Jeongin se encontró de mal humor cuando todavía no había dejado la cama, restregándose el rostro con ambas manos para desperezarse.

Fue ahí que comenzó a escucharlo, el sonido de muebles siendo arrastrados, madera siendo golpeada con la mayor delicadeza posible para no perturbar el sueño de todo un edificio. Frunciendo el ceño, Jeongin se apresuró a salir de la cama, las mangas de su sudadera deslizándose hasta cubrir por completo sus manos, la tela cayendo hasta decorar sus muslos mientras las perneras de sus pantalones eran arrastradas por el suelo en dirección al pasillo.

Caminó con ojos entrecerrados hasta llegar a la fuente del sonido, deteniéndose en el marco de la puerta de la que sería la habitación de Jisung una vez que volviera; era tan amplia como la anterior, su cama volvía a estar pegada a la ventana y tenía unas fantásticas vistas del Olympic Park y del río Han. Sus cortinas eran negras, al fin, y enmarcaban la vista de un amanecer rosado con pájaros volando en el horizonte.

Y en medio de aquella habitación se encontraba Chan intentando armar una repisa a las 5:45 de la mañana.

— ¿Hyung, qué haces levantado? —preguntó en voz baja, cruzándose de brazos.

Chan sólo atinó a alzar la cabeza, mirando a un adormilado y molesto Jeongin de pie cubierto con una de sus sudaderas, luciendo más como un dementor ahí parado en la puerta que el chico con el que duerme todas las noches. Sus labios se estiraron en una sonrisa, sus ojos brillando ante la presencia del joven antes de recordar lo que hacía.

—Lo siento, Innie, ¿te desperté?

—Tú no, el frío—aclaró Jeongin, adentrándose a la habitación y sentándose lentamente junto a Chan— ¿No podías esperar a que el sol estuviera en un punto más alto?