50: La Nave del Olvido.

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La canción amerita una botella de tequila del más fuerte que tengan y SALUD

Nunca pensé que usaría una canción como esta en el fic jsjs 

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"Y hasta te admito que tu amor me lo mintieras, te adoraría aunque tú no me quisieras." -Mon Laferte (Homenaje a José José.

...

— ¿No piensas volver a la oficina?

Seungmin dejó de prestar atención a donde intentaba alinear su nuevo escritorio, mirando hacia donde Jeongin se encontraba sentado sobre la silla giratoria dando vueltas sin parar mientras miraba el techo y tarareaba la música que se reproducía desde el teléfono de Seungmin.

El interpelado no entendía muy bien cuál era la función de Jeongin ahí con él si no era quien estaba arrastrando el escritorio en la posición correcta, pero desde hace unas semanas que decidió que intentar echarlo era una causa perdida y Jeongin sólo iría a casa de Chan hasta que hayan terminado de preparar su comeback.

—He solicitado trabajar desde casa—, aclaró Seungmin como si no fuera obvio.

Sintió la mirada de Jeongin sobre él pero se negó a mirarlo; no le gustaba creer que se estaba escondiendo, porque es claro que Seungmin no era quien tenía que andarse de puntillas, sin embargo estaba tratando de disminuir el posible impacto que recibiría si llegaba a presentarse en la oficina. Más que la idea de que él llegara de la nada, temía lo que pudiera pasar con el señor Hwang.

En ocasiones, hay padres que tampoco se toman bien la ruptura de las relaciones de sus hijos y quizá durán más tiempo en negación. No obstante, están otro tipo de padres, los que Seungmin suponía que sí querían a sus hijos y reclamaban el haberles roto el corazón. Ciertamente, su madre se encontraba un poco molesta con la idea de su pequeño hijo tan deprimido y con un anillo que jamás fue entregado, pero tampoco sabía qué historia tenía el señor Hwang sobre la ruptura.

—Eres de contacto cero, entonces—, canturreó Jeongin sin dejar de girar en la silla, haciendo que Seungmin bufara—. Oye, yo no juzgo, a cada quién le funciona lo que le funciona.

— ¿Cómo lo hiciste tú?

Preguntó con total curiosidad, dejando de hacer lo que hacía para mirar a Jeongin detenerse en la silla, sus giros volviéndose más lentos hasta que logró enfrentarlo; el menor se había teñido el cabello para año nuevo, ahora usaba un color cobrizo un tanto deslavado que, de forma extraña, le quedaba bastante bien.

Sin embargo, cuando miró a Seungmin lo contempló con ligera extrañeza, como si no esperara su pregunta.

— ¿Yo? —, cuestionó, señalándose a sí mismo—. Bueno, la verdad es que yo ya estaba con alguien más antes de terminar.

Seungmin rodó los ojos; claro que sí, masculló para sus adentros antes de regresar su atención al mueble que intentaba acomodar, preguntándose si estaba lo suficiente alineado como para comenzar a colocar cosas sobre él.

—Pero, si sirve de algo, aún no lo supero—, aclaró Jeongin de la nada, haciendo que Seungmin lo mirara con nuevo interés—. Aún me aferro a las pequeñas cosas que le gustaban, como las galletas de queso o ver ese horrible programa de cocina.

— ¿No quieres a Chan?

—Oh, no es nada de eso. Adoro a Chan, créeme que lo hago, pero a veces es...simplemente no lo superas, sólo lidias con ello.

Su teléfono timbró en ese momento, levantándose de la silla y disculpándose para responder, Seungmin asintió mientras regresaba su atención a la habitación que sería su estudio, aquella que pensó que se vería decorada por manchas de pinturas y lienzos en las paredes.

El Favorito de Apolo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora