Parte 186

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Dejando atrás la puesta del sol, el carruaje siguió derecho por el norte y pasó por un jardín que parecía ser de alguien con un espíritu bastante libre

Después de todo, estaba decorado de manera muy detallada, con sombrillas, estatuas, flores falsas y tantos cristales de colores que no sabía para dónde ver primero. 

, cuando se detuvo frente a una antigua mansión completamente hecha de ladrillos, el mayordomo contratado, que estaba esperando a que el carruaje se detuviera, trajo un reposapiés y abrió la puerta de par en par. 

El hombre era una jovencito de unos veintitantos años que recientemente había cambiado de amo y que saludó a Arok de la manera más educada del mundo.

"Conde Taywind... Sea bienvenido..."

"Gracias... ¿Cómo está el vizconde de Derbyshire?"

"Mi Maestro siempre es el mismo de siempre, ya sabe... Bebe como una fuente y fuma como una chimenea así que está provocando la afectuosa preocupación de muchos de sus invitados... Prometo que lo vamos a regañar más tarde, no se preocupe..."

Los empleados del vizconde de Derbyshire eran educados, pero solían contar algunos chistes bastante ingeniosos como ese.

Sin embargo, incluso aunque se referían a él como "alguien de muchos vicios" sentían un respeto y un amor tan infinitos por ese hombre que siempre habían conseguido sacarle una sonrisa muy honesta. 

Eran tan leales como los empleados que servían al Conde de Taywind que podía ver en ellos el reflejo de Hugo.

"Mi maestro... Ha llegado nuestro invitado especial..."

El joven mayordomo presentó a Arok mientras lo conducía directo al salón.

"¡Oh, el Conde de Taywind en persona! ¡Ha sido un tiempo largo, hijo mío! Vamos, entra, entra por acá..."

El vizconde de Derbyshire, que tenía un físico redondo y robusto, muy a juego con su gran barba blanca y bien recortada, lo saludó con una voz tan especialmente alta que todos los invitados esparcidos por la sala de estar miraron en su dirección en un segundo. 

Y antes de que pudiera ver sus caras y reconocer a algunas de las personas que estaban allí, el vizconde de Derbyshire encarceló a Arok entre sus regordetes brazos y lo besó en ambas mejillas con un ruidoso "muack, muack". 

Era como si estuviera saludando a su nieto al que no veía desde hacía años.

"¿Llego muy tarde, señor?"

"¡Tardísimo!" El vizconde de Derbyshire todavía sostenía a Arok cuando trató de regañarlo. 

"Las bebidas ya se sirvieron... ¡Así de tarde!'

El joven mayordomo interrumpió la exagerada reacción de su amo en el momento justo. 

Había traído un vasito de vodka sobre una bandeja brillante y se lo tendió junto con una servilleta de tela que parecía bordada a mano. 

Aunque no estaba particularmente feliz con esa bebida, tomó el vaso de buena gana para escapar de las molestias del hombre que lo trataba como su padre, y lo levantó en alto para brindar improvisadamente por él. 

Sólo entonces, el vizconde de Derbyshire lo liberó:

"¿Cómo has estado, niño? ¿No ves que he perdido peso porque tengo el corazón roto por no verte?"

Aun así, la gran barriga del vizconde de Derbyshire no mostraba signos de desaparecer. 

Arok sonrió con ganas.

AROK Y JARDIN DE LAS ROSAS (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora