Parte 154

42 4 0
                                    

Pasaron dos meses en un santiamén.

Al principio era tan difícil que, cuando veía a su padre o notaba que se acercaba, se iba lejos o decidía no hacer contacto visual o no hablarle en absoluto. 

Pero ahora su relación había vuelto a estar prácticamente "bien". 

Incluso aunque Rafiel todavía parecía un tanto enojado.

"¿No estás aburrido en casa últimamente, hijo?"

Durante una cena familiar, Rafiel subió la cabeza rápidamente ante la pregunta de su padre. 

Tenía que ser paciente un poco más así que supuso que le convenía no ponerse a pelear en la mesa. 

El padre mantuvo la boca cerrada y Rafiel lo miró un poco más antes de decir: "No" y volver a comer.

(No soy la muñeca de mi padre, soy una persona. Pero no le interesa.)

Le habían dicho que el hombre estaba muy sorprendido por el hecho de que su buen hijo, que había estado siguiendo sus órdenes en silencio toda su vida, se volviera tan rebelde de un momento para otro, e incluso su madre no dejaba de decir que estaba muy triste porque Rafiel le había quitado la botella que había estado atesorando para la recepción de la boda de su hijo mayor. 

Sin embargo, aunque era un poco más incómodo que antes, su padre no pareció estar particularmente enojado con Rafiel. 

Todavía tenía prohibido ir a fiestas o con amigos porque había salido sin permiso, pero a menudo le compraba pequeños obsequios de su trabajo y le preguntaba si necesitaba algo más. 

Era un buen hombre y no fue una mala estadía seguir con él.

"Um..."

Tenía un plato de carne que le encantaba, pero de repente le resultó muy asqueroso.

Rafiel, que acababa de meterse un trozo en la boca, lo escupió sobre una servilleta al mismo tiempo en que los ojos de sus padres y su hermano volaban en su dirección al mismo tiempo.

"¿Pasó algo?"

"... Huele asqueroso..."

Mientras todos estaban desconcertados por la respuesta de su hijo, Ariel, el hermano que estaba sentado a su lado, olió la carne y dijo:

"Huele bien... Tal vez fue una parte que no estaba bien cocida... ¿Te gustaría cambiarlo por el mío? Comí un poco y estaba bien..."

Cambió su plato por el de Rafiel y lo olvidaron por un segundo.

Después de vaciar su vaso de agua, Rafiel contuvo el aliento y volvió a tomar el tenedor y el cuchillo. 

El padre ya había comido un trozo de carne del plato que apartó y dijo: "No huele feo, está bien". 

y frunció el ceño como si pensara que había enloquecido. 

Rafiel también inclinó la cabeza, cortó la carne que le habían cambiado, se la metió en la boca y la masticó con cuidado.

"..."

"¿Hijo?"

"Voy a vomitar..."

Rafiel, que se tapó la boca y la nariz con la mano, tuvo que levantarse rápidamente y correr al baño. 

Y tan pronto como entró, se agarró del lavabo y vomitó todo lo que había dentro de su estómago.

"¿Qué pasa, Rafiel? ¿Qué te duele?"

Su madre, que lo siguió desde la mesa, le palmeó la espalda en el momento mismo en que Rafiel vomitaba muchísimo más fuerte que antes. 

AROK Y JARDIN DE LAS ROSAS (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora