AROK Y JARDIN DE LAS ROSAS (BL)

Parte 191

La casa a la que Bendyke lo guio era una de ladrillo rojo de tres pisos de alto. 

Había infinitos lugares similares alrededor y en realidad, parecía muy fácil encontrar la casa equivocada si no mirabas cuidadosamente el tablón de anuncios de latón con la dirección de la calle escrita en él. 

En pocas palabras, parecía ser el típico prototipo de vivienda común en esa parte de la ciudad.

Bendyke abrió él mismo la pesada puerta principal pintada de negro y la cerró con llave cuando entró Arok. 

 Había un pasillo a un lado de una escalera que conducía directo al segundo piso.

"Por aquí..."

Siguió silenciosamente a Bendyke mientras él lo guiaba. 

El suelo estaba cubierto con una alfombra estampada que, aunque no era muy buena, parecía bastante acogedora. 

Y finalmente, el espacio al que entraron juntos adquirió la forma de una pequeña sala de estar que tenía dentro un gabinete pulido y bien mantenido. 

Había un juego de cerámica muy hogareño con dibujos de flores y gatitos grabados, una pequeña mesa redonda en el medio de la habitación con un mantel blanco encima y en el medio, una rosa en un pequeño jarrón lleno de agua.

"Es más simple de lo que pensaba".

"Porque soy un campesino muy pobre y resulta que vivir en la ciudad cuesta mucho dinero..."

No fue una respuesta grosera, pero, por alguna razón, Arok se sintió aún más apenado que de costumbre.

"No, no, perdón... Yo lo decía porque me sorprendió que fuera tan incongruentemente hogareño... Tienes un lindo gusto para la cerámica... Cómo... Una abuelita..."

"Jaja... Es la preferencia de mi criada, no la mía... La dejo hacer lo que quiera con lo que quiera"

Dicho esto, Bendyke atravesó la pequeña puerta en la esquina del salón y dejó que Arok deambulara por la sala, mirando por aquí y por allá como un niño pequeño. 

La verdad era que se había imaginado su casa como un espacio desolado lleno únicamente de espadas, pistolas, cajas fuertes y libros de contabilidad. 

Nunca pensó que tendría un salón tan bonito. Realmente no le quedaba.

"¡Aaah! ¡Mi señor!"

Los gritos desgarradores de una mujer se escucharon desde lejos. 

Luego, una anciana de rostro redondo apareció junto con el sonido de unos pasos excepcionalmente fuertes.

Bendyke la miró con una expresión de culpa.

"Hola, Marta..."

"¡Te dispararon! ¡Sabía que sucedería algún día! ¡Sabía que no tenía que dejarte salir! Oh, Dios bendito... ¡Sube a tu habitación ahora mismo y quítate la ropa! ¿Quieres que me dé un ataque al corazón? ¡Si tengo un infarto y muero, será tu culpa, maldito Klopp Bendyke!"

Después de perseguir a Bendyke escaleras arriba, gritando y quejándose, finalmente se dirigió a Arok:

"¡No te quedes mirando como un estúpido! ¿No ves que Klopp está herido? ¡Consigue un médico de una vez!"

"Wo... Alto allí... En realidad este hombre es un noble muy importante por lo que no está acostumbrado a ir a ningún lado sin un carruaje... Si lo dejas salir de la casa, se va a perder".