AROK Y JARDIN DE LAS ROSAS (BL)

Parte 28

El niño que estaba siendo sostenido por su padre saludó a Arok. Mi corazón estaba lleno de emoción, por lo que Arok también saludó.

Rafael... Era común que el primer niño Omega llevara el nombre de su madre.

Era un nombre muy apropiado para un encantador niño omega.

A altas horas de la noche, Klopp vino de visita.

Arok, que lo había estado esperando sin hacer nada, saltó de su asiento en cuanto el hombre alto entró en la cabina y se acercó a él.

Con un poco de expectativa, "Yo, durante el día.... Me refiero a ese niño... él dijo... Tan nervioso y con el corazón palpitante, Arok ni siquiera podía mirar a Klopp correctamente"

"¿Dijiste que era Rafael? Fue muy bonito."

Quería saber cualquier cosa.

No había razón para preguntar.

Era natural que Arok sintiera curiosidad.

No pedí conocerte.

Solo esperaba que Klopp mostrara algo de misericordia y me contara algo sobre Rafael.

Sin embargo, cuando Arok miró hacia arriba con anticipación, todo lo que obtuvo fue una ira que parecía que iba a explotar en cualquier momento.

"¿Terminaste de hablar?" Klopp, quien habló con una voz tranquila a diferencia de la ira, agarró al desconcertado Arok por el cuello y lo arrojó al suelo.

Su cuerpo ligero golpeó el suelo con fuerza y rodó.

Antes de que pudiera comprender la situación y ponerme de pie correctamente, un cuchillo voló hacia mi mano, cabeza.

Giré la cabeza para mirarlo, ahuecando mi mejilla palpitante con una mano.

Klopp arrojó los gemelos desatados sobre la mesa.

Al escuchar el chasquido de los gemelos rodando, Arok quedó paralizado por el miedo abrumador.

Se arremangó y vio la sombra del hombre que se acercaba cubriendo lentamente su cuerpo, e inmediatamente cerró los ojos.

No sabía cuán acertado era.

Fue mucho más doloroso que cuando me rasgué la ropa antes de comérmela.

Arok, instintivamente acurrucado como un feto, escupía sangre acumulada de su boca agrietada cada vez que Klopp, que todavía contenía la respiración, se relajaba un poco.

Quizás había algo mal con la espalda y las costillas que habían sido golpeadas, pero incluso respirar era un dolor insoportable.

Sus mejillas, que habían sido abofeteadas en numerosas ocasiones por sus grandes manos, ya estaban hinchadas y calientes como si estuvieran en llamas.

Una gota de agua fría cayó sobre él.

Apenas abrí los ojos, que ni siquiera podía abrir.

Oh¡¡ Más insoportable que el dolor eran las claras lágrimas que caían de los ojos que fruncían el ceño por la ira de Klopp.

Klopp, cuyos puños estaban cubiertos de moretones rojos y azules, gritó con voz enojada.

"¡Dos veces más! ¡nunca más! ¡No pongas tus sucias manos sobre mi Rafael! ¡Te quemaré vivo!"

Te escuché sinceramente.

Arok no dijo nada, solo asintió.

Después, un exhausto Klopp se puso de pie tambaleándose.