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"Tess, ¿qué quieres comer?", dijo Hunter mientras se acercaba a una gasolinera en el camino. Después de un momento de silencio, Hunter ya había estacionado el auto. "Ya sabes que quie...". Tess estaba profundamente dormida, y como no, la luna iluminaba su camino. Hunter compró un poco de todo para asegurarse de que Tess estuviera satisfecha. Hunter continuó manejando toda la noche; el sonido de las gotas de lluvia chocando con el vidrio del auto despertó a Tess. Aún no amanecía, pero Tess vio a lo lejos una cabaña. No era muy grande, pero se veía acogedora. Claramente, el carro ya no estaba en movimiento, así que ella volteó a ver a Hunter. "¡Hunter? ¡Hunter!", Tess no lo veía por ningún lado. "¡Hunter!", seguía gritando. Rápidamente se escondió bajo la manta que la tapaba. No sabía en qué momento la manta llegó allí, pero eso no era lo importante en el momento. Tess no sabía dónde estaba, sentía miedo, quería salir corriendo pero no podía moverse. Solo lograba dar sollozos mientras se arrepentía de haber ido a ese lugar. Sintió cómo la puerta del carro se abría. "¿Tess? ¿Estás bien?", era Hunter. Él fácilmente logró ver a Tess escondida bajo la manta, lo cual le causó ternura, pero no era momento para quedarse viendo a Tess. "Tess, estoy aquí. ¿Qué sucedió?", preguntó Hunter. "¿Hunter, a dónde fuiste? Te dije que no quería estar aquí", dijo Tess, a punto de quebrar en llanto. "Ey, Tess, te quedaste dormida y no quería despertarte. Ya llevé las cosas a la cabaña y organicé un poco mientras despertabas. Lo siento mucho si te asusté", dijo Hunter. Notó que sus palabras aún no tranquilizaban a Tess, así que simplemente la abrazó. No estaba en la posición más cómoda y la lluvia caía sobre él, empapándolo, pero en ese momento a Hunter no le interesaba si el clima empeoraba. Solo quería que Tess estuviera bien. Pasaron varios minutos. Tess se sentía algo avergonzada de que Hunter la viera en esa situación y más cuando notó que se había empapado con la lluvia. "Lo siento mucho, Hunter... No debías...", antes de que Tess terminara de hablar, Hunter la interrumpió. "No tienes que disculparte. Soy yo el que lo siente. Por favor, dime que estás bien. Jamás quise lastimarte de esta manera", la voz de Hunter temblaba evidentemente asustado por el estado de Tess. "Hunter, estoy bien", o al menos eso decía Tess para que el chico se tranquilizara. "Mejor apurémonos, no quiero que te resfríes por mi culpa", Tess le puso la manta encima a Hunter. "No es necesario, Tess. Igualmente se va a empapar de aquí a la cabaña", aunque la cabaña solo estaba a unos cuantos pasos, la fuerte lluvia se aseguraría de que ninguno de los dos llegara con su ropa seca. "Bueno, lo intenté", dijo Tess uniéndose bajo la manta en un espacio que Hunter había abierto para ella. "Uno, dos, tres, ¡corre!", dijo Hunter antes de salir corriendo y que Tess fuera tras él. La lluvia ya no era un problema. Ambos estaban disfrutando de las gotas que caían sobre ellos. Duraron algunos minutos jugando sobre los charcos que se formaron en la entrada, cuando Hunter tropezó con la rama de un árbol y cayó sobre Tess. La mirada incómoda duró unos cuantos segundos, cuando ambos regresaron a la realidad. "Lo siento, Tess", dijo Hunter claramente apenado, mientras su corazón palpitaba tan rápido que sentía que se le saldría del pecho. "No te preocupes", le respondió Tess, para que luego Hunter tomara su mano y la guiara a la entrada de la cabaña. "Tus cosas están en el cuarto de la derecha. Voy a tomar una ducha. Bienvenida. Siéntete como en casa", le dijo Hunter a Tess antes de desaparecer tras la puerta del baño. Tess se dirigió al cuarto que Hunter le había indicado, se sentó en la cama y se quedó observando las fotos que había sobre la mesa de noche. Al parecer, todas eran de contextos diferentes, pero en todas salía un pequeño niño que claramente era Hunter. Tess solo se quedó mirando las fotos un momento. Algunos recuerdos de su infancia vinieron a su mente. No habían sido nada extraordinarios, ni algo en lo que quería pensar, así que simplemente dejó la foto en su lugar y salió del cuarto para chocarse de cara con Hunter, quien acababa de salir de ducharse. "Empiezo a tomar en serio eso de acostumbrarnos a chocarnos cada que nos vemos", dijo Hunter, ofreciéndole la mano a Tess, quien había caído al piso al resbalarse con el piso húmedo. "Claro que acepto tus disculpas", dijo Tess, tomando la mano de Hunter para levantarse. "Claro, lo siento", dijo Hunter, algo avergonzado. "El lugar es muy lindo. ¿Pertenece a tu familia, supongo?", dijo Tess, cambiando de tema e ignorando por completo el hecho de que Hunter solo tenía una toalla alrededor de la cintura. "Emm, sí, creo que es bastante notorio", le respondió, dando un vistazo a una foto familiar colgada. Parecía que había sido en ese mismo lugar hace bastante tiempo. Ninguno de los dos continuó la conversación, así que Tess cambió el tema recordándole a Hunter que fuera a cambiarse.

Él asintió y se retiró del lugar. Tess pensó en agradecer a Hunter y preparar algo para cenar. Recordó una receta que leyó en uno de sus viejos libros; quería hacer algo especial para el momento. Comenzó con la mezcla para preparar una torta que evocaba buenos recuerdos de su vida. Hunter salió de la habitación al sentir el delicioso aroma que emanaba del horno. Al salir, vio a Tess en la cocina, su ropa y su rostro cubiertos de harina y chocolate. Soltó una pequeña risa, lo que hizo que Tess se percatara de su presencia."Oh, hola", dijo Tess."Hola...", respondió él.El silencio se prolongó por varios segundos; ninguno sabía qué decir. Ambos comenzaron a sonrojarse cuando el sonido del horno interrumpió ese momento incómodo. Tess se volteó para sacar la torta del horno, y el aroma a chocolate se esparció por todo el lugar. Ella sirvió primero un trozo para Hunter y se lo ofreció."Lo siento por lo de esta mañana, yo no..." comenzó Tess."No te preocupes", la interrumpió Hunter. "Fue mi culpa haberte dejado sola"."No, Hunter, no es tu culpa...""¿Qué te parece si dejamos en claro que la culpa no es de ninguno de los dos y vamos afuera a probar la torta?", interrumpió Hunter por segunda vez, mirando el pastel con antojo mientras llevaba su plato y un par de cucharas hacia unas sillas colgantes al lado de la entrada de la cabaña. Tess lo siguió, y ambos se sentaron en las sillas mientras se balanceaban lentamente y comían el delicioso pastel. El viento soplaba en sus caras, y no había necesidad de hablar; ambos estaban en armonía."Estuvo delicioso el pastel, gracias Tess", finalmente rompió el silencio Hunter."Oh, no fue nada, solamente quería disculparme de nuevo por lo de esta mañana", respondió Tess."Tess, ya te dije, no tienes por qué disculparte", dijo Hunter, volteando a ver a Tess y notando que aún tenía la cara manchada de algunos ingredientes. "Oye Tess, tienes chocolate en la cara". Tess se sonrojó de vergüenza e intentó rápidamente limpiarse donde sea que estuviera manchada, pero terminó esparciendo la mancha por el resto de su rostro, lo que solo le causó risa a Hunter."Déjame ayudarte", dijo él, tomando una servilleta. Con el corazón latiendo con fuerza, contempló su rostro delicadamente manchado de chocolate, una visión que lo dejó sin aliento. Con manos temblorosas pero decididas, se acercó a ella, sintiendo cada latido como un eco de su propia emoción. Al acariciar su suave piel para limpiarla, una ola de ternura lo invadió, mientras el dulce aroma del chocolate llenaba el aire. En un instante mágico, sus labios estaban a punto de encontrarse en un beso, el tiempo parecía detenerse, pero antes de que sus labios se unieran, Tess volteó su rostro, algo avergonzada por lo que estuvo a punto de pasar.

Cruces del destino // HuntessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora