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El zumbido de la radio del taxi llenaba el aire con noticias de última hora. Hunter, sumido en sus pensamientos, apenas prestaba atención a los sonidos de fondo mientras el taxi lo llevaba de regreso a su hotel. Su mente estaba ocupada con las posibilidades del futuro, aún atrapado en el torbellino de emociones que le había dejado su encuentro con Tess.

"... y en otras noticias, se confirma la caída de un avión que se dirigía de Vancouver a Nueva York. Las autoridades reportan que el vuelo perdió contacto poco después del despegue, y equipos de rescate están en la zona del siniestro. Aún no se conocen detalles sobre el número de víctimas, pero se teme que no haya sobrevivientes. Los familiares de los pasajeros están siendo contactados por las autoridades. Repetimos, un avión con destino a Nueva York se ha estrellado..."

El corazón de Hunter se detuvo por un segundo cuando esas palabras penetraron su conciencia. Giró la cabeza hacia la radio, sintiendo un repentino vértigo, como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. Algo dentro de él le dijo que esto no era una simple coincidencia. Una preocupación sombría se apoderó de su mente.

—Oye, ¿puedes subir el volumen? —pidió al conductor, con la voz tensa.

El taxista asintió y giró la perilla, amplificando la transmisión. La reportera continuaba con detalles vagos sobre el accidente, mencionando el aeropuerto de partida, el horario del vuelo, y el hecho de que había una fuerte tormenta en la ruta cuando ocurrió el incidente.

—Dios mío... —murmuró Hunter, con la piel erizada mientras su mente comenzaba a conectar los puntos. Recordó las palabras de Tess, su determinación de dejar la ciudad y poner distancia entre ellos. ¿Había tomado ese vuelo?

Intentó calmarse, diciéndose a sí mismo que no había forma de que Tess estuviera en ese avión. Habían hablado, habían hecho planes... Pero la incertidumbre era como una sombra oscura que no podía ignorar.

De inmediato, sacó su teléfono y buscó los detalles del vuelo. Sus dedos temblaban mientras tecleaba frenéticamente, cada segundo que pasaba sentía como si su mundo se desmoronara un poco más. Cuando finalmente encontró la información, su sangre se heló.

El vuelo provenía de Vancouver.

Un nudo se formó en su garganta. No podía ser... Tess no podría haber abordado ese avión, ¿verdad? Tenía que estar en algún lugar de Nueva York, ¿no?

Su mente, inundada por una marea de miedo y dudas, se debatía entre llamar a Tess, a Ally, o a cualquier otra persona que pudiera saber algo. Sin embargo, el pánico en su corazón lo mantenía paralizado, incapaz de decidir qué hacer.

El taxi se detuvo frente al hotel, pero Hunter no podía moverse. Su teléfono vibró en su mano, y cuando miró la pantalla, vio el nombre de Ally parpadeando. Sintió un latigazo de terror y, sin dudarlo, respondió la llamada.

—Hunter... —la voz de Ally sonaba monótona, casi distante—. ¿Estás escuchando las noticias?

—Ally, dime que Tess no estaba en ese avión —suplicó Hunter, su voz temblando.

—No lo sé —respondió ella, su tono completamente plano, sin rastro de emoción—. Ella dijo que iba a tomar ese vuelo. No sé si lo hizo, Hunter.

Hunter se quedó en silencio, esperando algún tipo de reacción en Ally, algún indicio de preocupación o miedo. Pero no hubo nada. Era como si estuviera hablando con alguien completamente ajeno a la situación.

—Voy para allá, Ally —dijo finalmente, aunque no tenía idea de cómo podría ayudar—. No puedes estar sola en esto. Llegaré lo antes posible.

—Haz lo que quieras —contestó Ally con indiferencia antes de colgar.

Cruces del destino // HuntessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora