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Pasaron meses desde la última conversación entre Tess y Hunter, y el tiempo había hecho poco para sanar las heridas de Tess. Aunque fingía estar bien, su dolor interno era evidente solo para ella misma. En público, se mostraba sonriente y llena de vida, pero por dentro, la depresión la consumía lentamente, como un veneno invisible.

En la escuela, Tess se mantenía ocupada. Participaba en actividades extracurriculares, ayudaba a sus compañeros y se aseguraba de estar siempre rodeada de gente. Nadie sospechaba lo que realmente ocurría en su mente. Se había vuelto experta en ocultar su dolor, en esconder las lágrimas detrás de una sonrisa forzada. Pero cada vez que veía a Hunter y Ally juntos, una punzada de tristeza atravesaba su corazón.

Hunter y Ally habían decidido dar inicio a su relación. Era un hecho aceptado y comentado por todos. A menudo se les veía caminando juntos por los pasillos, sus risas resonaban como un eco de lo que alguna vez fue la realidad de Tess. Aunque trataba de ser fuerte, cada encuentro le recordaba la soledad y el vacío que sentía. Sabía que debía seguir adelante, pero el peso de la depresión hacía que cada paso fuera una lucha.

Una tarde, después de clases, Tess decidió dar un paseo para despejar su mente. Terminó en el parque, el lugar donde ella y Hunter habían tenido su última conversación. Se sentó en el mismo banco, mirando el atardecer, sintiendo cómo las lágrimas empezaban a rodar por sus mejillas. No había nadie alrededor, así que dejó que el dolor saliera a la superficie.

Mientras se sumía en sus pensamientos, escuchó pasos acercándose. Levantó la vista y vio a Hunter, solo. Él se veía preocupado y, al notar sus lágrimas, su expresión se suavizó.

—Tess, ¿estás bien? —preguntó, acercándose lentamente.

Tess trató de secar sus lágrimas rápidamente, forzando una sonrisa.

—Estoy bien, Hunter. Solo necesitaba un momento a solas —respondió, intentando sonar convincente.

—No pareces bien. ¿Quieres hablar? —insistió, sentándose a su lado.

Ella suspiró, pero decidió mantenerse firme en su postura.

—Hunter, te he dicho que estoy bien. No necesito hablar de nada —respondió, su voz más dura de lo que pretendía.

Hunter se quedó en silencio por un momento, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.

—Tess, lamento mucho todo el dolor que te he causado. No sabía cuánto te estaba afectando. Siempre has sido tan fuerte, tan independiente... nunca imaginé que estuvieras pasando por esto —dijo, su voz llena de sinceridad.

—¿Afectándome? —dijo Tess con una risa amarga—. Hunter, estoy perfectamente bien. Tú y Ally son felices, y eso es lo que me importa, si tú estás feliz... yo también lo estoy— dijo Tess con algo de tristeza en su voz.

Hunter se quedó en silencio, notando la tensión y el dolor en su voz, aunque ella se esforzaba por ocultarlo.

—Tess, nunca quise que te sintieras así. Ally y yo decidimos estar juntos porque...—dijo, tomando su mano con delicadeza.

Tess apartó su mano rápidamente, manteniendo la compostura esbozando una pequeña sonrisa que no llegaba a sus ojos.

El viento comenzó a soplar con más fuerza, y el cielo, antes despejado, empezó a nublarse. Antes de que Hunter pudiera continuar con lo que decía Tess se levantó bruscamente del banco.

—No entiendo por qué sigues insistiendo en hablarme. Estoy bien, me alegra verte feliz y no te quiero forzar a algo que no puede pasar —las palabras se le atragantaron mientras intentaba mantener su fachada de fortaleza.

Cruces del destino // HuntessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora