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A veces, amar es dejar ir... pero Tess estaba convencida de que no lo amaba; solo eran sentimientos confusos después de todo. Hunter fue alguien que le demostró afecto a Tess cuando nadie lo había hecho. El campamento continuó y Tess decidió intentar abrirse paso; no quería que un accidente pasara de nuevo, no quería tomar esa decisión otra vez.

Ya era hora de regresar a las cabañas, otra caminata de vuelta. Organicé mis cosas y empecé a desarmar la tienda de acampar.

—¿Necesitas ayuda? —escuché una voz detrás de mí.

—Creo que sí —dije, atrapada dentro de la tienda. Cuando logré salir, vi a una chica de cabello rubio y piel pálida.

—Listo. Mucho gusto, mi nombre es Lake —mencionó, estirando su mano hacia mí.

—Soy Tess —respondí, regresando su saludo.

Tenía un leve acento. Mientras conversábamos, nos fuimos conociendo mejor. La verdad es que estaba sorprendida de la manera tan rápida en la que nos conectamos. Ally y Hunter intentaban conversar conmigo; sin embargo, Lake se había convertido en una nueva compañía.

Luego de compartir algunos momentos juntas, sentí una conexión instantánea con Lake. Su risa era contagiosa y su energía positiva me hacían sentir a gusto, algo que no había sentido en mucho tiempo. A medida que el sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, supimos que era momento de regresar a las cabañas.

—¿Cómo terminaste en este campamento? —pregunté mientras caminábamos de regreso.

—Mis padres usualmente me envían a campamentos académicos, pero este año me permitieron entrar a uno simplemente para disfrutar —respondió Lake con una sonrisa nostálgica.

Asentí, pensando en las razones que me habían llevado allí.

Cuando llegamos a las cabañas, Lake y yo nos despedimos, sin embargo, quedamos en seguir hablando más tarde. Me sentía extrañamente emocionada por haber conocido a alguien nuevo y por la posibilidad de una nueva amistad.

Al entrar en mi cabaña, Ally me miró con curiosidad.

—¿Quién es ella? —preguntó.

—Se llama Lake. Nos ayudamos mutuamente con nuestras tiendas de acampar —le expliqué, intentando no sonar demasiado entusiasmada.

Hunter se acercó con una mirada inquisitiva.

—¿Así que ya tienes una nueva amiga?

Sentí una punzada de culpa, pero también una liberación.

—Sí, es muy simpática. Me cae bien —respondí con honestidad.

La noche avanzó y, después de la cena, me encontré de nuevo con Lake junto al fuego. Hablamos de nuestras vidas, nuestros sueños. Gracias a eso, descubrí que en la escuela donde Lake estudiaba había un programa para estudiar arte. Sentía que las cosas estaban demasiado bien para ser real, pero sentía que debía dejar que la felicidad se quedara sin pensar mucho en lo que pudiera pasar.

Por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba en el lugar correcto. Tal vez no era solo Hunter quien había traído cambios a mi vida, sino también personas como Lake. Estaba mentalizándome en regresar al instituto, tomar mis cosas, el dinero que había guardado por mucho tiempo e irme a vivir mi sueño.

De nuevo me despedí de Lake, pero decidí quedarme sola un tiempo bajo las estrellas, analizando todo lo que acababa de suceder. Luego de un momento, escuché unos pasos detrás. Era Hunter.

—¿Cómo has estado, Tess?

—Bien, gracias. ¿Y tú?

—Bien, gracias por preguntar. Pero te ves especialmente contenta hoy. ¿Me perdí algo?

Cruces del destino // HuntessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora