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Tess

Mi mano estaba entrelazada con la de Hunter... no se sentía correcto... no se sentía bien. Ally era una gran amiga y no iba a arruinar su felicidad para obtener la mía. Probablemente, si no fuera por mí, Hunter y Ally estarían juntos y felices.

—Hunter, dame un momento—
Él simplemente asintió mientras yo me dirigía hacia uno de los monitores del campamento.
—Hola, disculpa la molestia. ¿Podríamos hacer un cambio en la organización de las carpas? Estoy un poco incómoda con mi compañero—. Hice lo que debía hacer: alejarme de Hunter y dejar de interferir en la felicidad ajena.
—Claro, anota tu nombre y el de la persona que ocupará tu lugar— me dijo el monitor, pasándome un bolígrafo. Antes de anotar los nombres, me aseguré de que yo pudiera quedarme en una carpa individual, simplemente porque... no tenía más amigos. Por más triste que sonara, era mejor así. De esa manera, nadie me lastimaría ni yo lastimaría a nadie. Le entregué el bolígrafo y me retiré a mi nueva tienda de acampar, no sin antes hablar con Ally.

—Ally, creo que deberías ir por tus cosas—
—¿Qué? ¿A qué te refieres, Tess?
—Hice algunos cambios con el monitor. Ahora compartirás tu tienda de acampar con Hunter—
—¡¿En serio?! Gracias, Tess— Ally me dio un fuerte abrazo. De verdad estaba feliz y eso, de alguna manera, lograba darme algo de felicidad. Si lo pensaba de esta manera, podía obligarme a ser solo amiga de Hunter, seguir siendo amiga de Ally y todos felices... Si a quien engaño, claramente no iba a ser tan fácil como sonaba, pero el hecho de pensar que ellos estarían contentos me bastaba.

Se estaba haciendo tarde y el sueño me consumía. Entré a mi carpa y me acosté. Mañana sería un nuevo día.

El sueño me llegó rápido, pero no trajo descanso. Mi mente se debatía entre imágenes de Hunter y Ally felices juntos, y yo, siempre a un lado, observando. El sacrificio valía la pena, o al menos eso intentaba convencerme.

A la mañana siguiente, el campamento estaba en plena actividad. Salí de mi carpa con los ojos aún entrecerrados, tratando de ignorar la sensación de vacío en mi pecho. Mientras me dirigía al comedor, noté a Hunter y Ally caminando juntos, riendo. Una punzada de celos y tristeza atravesó mi corazón, pero me obligué a sonreír. Esto era lo correcto.

Durante el desayuno, me senté sola en una esquina, jugando con mi comida. De repente, sentí una presencia a mi lado. Levanté la vista y vi a Hunter, su rostro serio.

—¿Por qué lo hiciste, Tess? —preguntó sin preámbulos, sus ojos buscando los míos.

—¿Hacer qué? —intenté parecer despreocupada, pero mi voz tembló ligeramente.

—Sabes a qué me refiero. Cambiar de carpa. Pensé que queríamos pasar tiempo juntos —su voz era suave, pero cargada de una mezcla de confusión y herida.

—Hunter, es complicado. Ally es mi amiga, y tú... —me costaba encontrar las palabras correctas—. No quiero que ella sufra. Ella te quiere mucho.

Él suspiró, pasándose una mano por el pelo en un gesto frustrado.

—¿Y tú? ¿Qué hay de lo que tú quieres, Tess?

Mi garganta se cerró y sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas. No podía responder, no sin revelar mis verdaderos sentimientos. Tenía que hacerlo, tenía que decirlo.

—Ya no siento lo mismo que sentía por ti—logré decir, aunque sonaba vacío incluso para mí misma.

Hunter se quedó en silencio por un momento; noté la tristeza en su cara.

—¿A qué te refieres?—dijo preocupado. Sabía que él notaba la mentira por más real que se viera, así que... tenía que hacer lo que menos quería en ese momento.

—Yo no...— no podía decirlo. Las palabras quedaron atascadas, pero finalmente lo dije—. Te quiero lejos de mí. Ya no eres lo que llegaste a ser para mí. Así que, si en verdad me quieres ver feliz, te pido que me dejes en paz de una vez por todas—. Me paré de mi lugar e intenté caminar lejos cuando Hunter tomó mi mano.

—Tess, no. Dime que todo lo que pasó entre nosotros no te importó... dime que—
—¡Déjame en paz!—
—¡No puedo! Mírame y dime que todo esto... nosotros, el tiempo en la cabaña—
—No me importó— finalmente lo interrumpí. —No significó nada para mí—
El silencio se apoderó del lugar.
—Nada...— continué —¿Me dejas ir ahora?
Él simplemente soltó mi mano y me dejó seguir con mi camino. Me fui alejando mientras me convencía a mí misma de que era lo mejor... Nunca le dije que lo quería o que lo amaba; son palabras muy significativas como para decirlas tan fácil, y quiero pensar que de alguna manera así no creaba falsas esperanzas en él...

O en mí.

Cruces del destino // HuntessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora