En los meses y años que siguieron, Tess y Hunter construyeron una vida llena de amor, creatividad y aventuras. Se mudaron a Grecia, un lugar que siempre había tenido un significado especial para ambos, y donde encontraron un nuevo hogar en una villa con vistas al mar Egeo. La serenidad del entorno les permitió vivir una vida más tranquila y enfocada en lo que realmente importaba.
En Grecia, Tess continuó su carrera como artista, con exposiciones que capturaban la esencia de su nuevo hogar y las experiencias compartidas con Hunter. Cada obra que creaba llevaba consigo la historia de su vida juntos, reflejando la evolución de su relación y la paz que finalmente habían encontrado.
Hunter, por su parte, siguió su carrera como cineasta, creando películas que exploraban las complejidades del amor y la naturaleza humana, muchas de ellas inspiradas en su vida con Tess. Su trabajo fue aclamado en festivales internacionales, y encontró un equilibrio perfecto entre su pasión por el cine y su vida personal.
A lo largo de los años, Tess y Hunter también lograron reconciliarse completamente con Ally. Con el tiempo, las heridas se curaron, y la relación entre los tres se transformó en una amistad sólida. Ally incluso los visitaba en Grecia, y juntos disfrutaban de largas conversaciones sobre el pasado, el presente y los caminos que cada uno había tomado.
En una de sus últimas aventuras juntos, Tess y Hunter decidieron regresar al lugar donde todo comenzó: la cabaña en el bosque donde Hunter había intentado besar a Tess por primera vez. La cabaña seguía en pie, aunque había cambiado con el tiempo, como ellos. Sin embargo, el lago seguía igual, y el aire fresco del bosque les recordaba esos días de juventud, cuando el futuro aún era incierto pero lleno de promesas.
Sentados en la vieja silla colgante, ambos miraron el atardecer, sabiendo que habían cumplido todas las promesas que se habían hecho mutuamente. No solo se habían casado, sino que habían vivido una vida plena, rica en experiencias y en amor.
Y así, mientras el sol se ponía una vez más en el horizonte, Tess y Hunter se abrazaron, sabiendo que su historia de amor era eterna, tan constante como las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo nocturno. En ese momento de paz y claridad, Hunter la miró con una sonrisa suave y dijo:
—Siempre supe que tendríamos un final de ensueño, desde que chocamos en aquel pasillo y tus libros cayeron al piso.
Tess sonrió, sintiendo cómo su corazón se llenaba de amor y gratitud. Lo besó suavemente y respondió:
—Siempre lo supiste, ¿verdad?
—Siempre —respondió él, con total convicción.
Juntos, habían encontrado su hogar en los brazos del otro y en el lugar donde siempre habían pertenecido.
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Cruces del destino // Huntess
RomanceEn la tranquila escuela de Pyrgoi Hills Academy, tres personas se encontraban enredadas en un delicado equilibrio de amor y deseo. Ally, una adolescente que amaba los videojuegos y poseía una risa contagiosa, así como ojos llenos de sueños. Hunter...