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Ya faltaba un día para la exposición, Tess creía tener todo preparado pero mientras hablaba con Ally se dio cuenta que le faltaba una cosa.

—Como que no has preparado lo que te vas a poner Tess?!

Tess sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de Ally. Había estado tan concentrada en sus obras que había olvidado por completo un detalle crucial: su vestimenta para la exposición.

—No puede ser... —murmuró Tess, llevándose una mano a la frente—. ¡Tienes razón, Ally! No tengo ni idea de qué voy a ponerme.

Ally, siempre la más organizada del grupo, puso una mano sobre el hombro de Tess, aunque sus ojos mostraban una chispa de impaciencia.

—No te preocupes, aún tenemos tiempo para solucionarlo. Vamos al centro comercial. Seguro que encontramos algo que te quede perfecto.

Tess asintió, agradecida por el apoyo de su amiga. Mientras caminaban hacia el coche de Ally, su mente seguía volviendo a la exposición, a las críticas que podrían recibir sus obras y a los ojos expectantes de los representantes del programa de arte. Y, aunque no quería admitirlo, también pensaba en Hunter. Últimamente, había algo en su mirada que la dejaba con el corazón acelerado y la mente llena de preguntas.

Al llegar al centro comercial, se encontraron con Hunter, quien había ido a buscar a Tess para repasar los últimos detalles de la exposición. Al verla con una expresión de preocupación, frunció el ceño.

—¿Qué pasa, Tess? —preguntó Hunter, mirándola con esos ojos que siempre lograban tranquilizarla, pero que también despertaban una confusión emocional en ella.

—Se me olvidó pensar en lo que me voy a poner mañana —dijo Tess, medio riendo, medio avergonzada.

Hunter sonrió con comprensión y alivio.

—Eso tiene fácil solución. Vamos a ayudarte a elegir algo espectacular.

Entraron en la primera tienda, una boutique elegante con vestidos que parecían sacados de una pasarela. Tess empezó a mirar entre los percheros, mientras Ally y Hunter la seguían de cerca. Cada vez que Tess se probaba un vestido, salía del vestidor y se paraba frente a ellos para recibir su opinión.

El primer vestido, un rojo vibrante, era demasiado llamativo. El segundo, un verde esmeralda, no realzaba su figura como ella esperaba. Finalmente, encontró un vestido azul oscuro que llamó su atención.

—Este podría funcionar —dijo Tess, entrando de nuevo en el vestidor.

Hunter y Ally esperaron afuera, intercambiando miradas. Hunter parecía tranquilo, pero Ally mostraba una leve inquietud en sus ojos. Cuando Tess salió, el vestido azul le quedaba como un guante, realzando su figura de una manera elegante y sofisticada.

—Wow, Tess, estás hermosa —dijo Hunter, con una sonrisa que tenía algo más detrás, algo que Tess no podía definir, pero que la hacía sentir especial.

—Sí, Tess, estás increíble —añadió Ally, aunque su sonrisa no llegaba a sus ojos—. Ese es el indicado.

Mientras Tess se miraba en el espejo, sintió una oleada de confianza. Por primera vez en días, sentía que todo iba a salir bien.

—¿Qué opinas, Hunter? —preguntó Tess, queriendo confirmar su elección.

—Es perfecto —dijo Hunter, sus ojos reflejando algo más que admiración.

Después de pagar por el vestido, se dirigieron a una cafetería del centro comercial. Ally se retiró rápidamente para pedir unos cafés, dejando a Tess y Hunter solos en una mesa. Un silencio cómodo se instaló entre ellos, pero Tess podía sentir la tensión en el aire. Finalmente, Hunter rompió el silencio.

Cruces del destino // HuntessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora