Tifalenji, la Tejedora de Runas

34 1 0
                                    

La vida es bastante dura, mientras algunos nacen como elegidos, como reyes o individuos con poder ilimitado, otros nacen en la pobreza, sin tener nada o ser únicamente un soldado corriente y moliente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La vida es bastante dura, mientras algunos nacen como elegidos, como reyes o individuos con poder ilimitado, otros nacen en la pobreza, sin tener nada o ser únicamente un soldado corriente y moliente. Este fue el caso de un matrimonio que se ganaba la vida como herreros, naciendo en familias humildes, con valores respetables, pero poco más que eso. Eran pobres y el imperio de Boram Darkwill muchas veces abusaba de su negocio, amenazándoles con que les cobrase de menos o directamente le diesen armas gratis. Por no hablar de los mercenarios y criminales de quienes debían de defenderse. 

Pero incluso dentro de esa vida tan oscura, pudieron dar vida a una niña. Una hija que al igual que ellos creció para dedicarse a la herrería. Esa fue todo lo que Tifalenji conoció por más de veinte años, creciendo hacia la adultez sin poder salir de aquella agresiva región o si acaso recorrerla. Y no, ese no es el futuro o vida que sus padres querían para ella, pero era la que le tocó vivir. Y si esa debía ser, pues al menos sería útil, convirtiéndose en una gran herrera capaz de crear armas de todos los tipos, adecuado a cada guerrero. Esto nació de un pensamiento que su madre siempre le daba, si tienes que hacer algo, aprende todo lo necesario hasta hacerlo lo mejor posible...

E irónicamente esto sería lo que cambiaría su vida para siempre. O al menos lo que le quedaba de ella. Un par de noxianos fueron a su herrería, con un soldado pidiéndole que usase un hierro especial para forjar la mejor de las espadas. Tifalenji empezó a darle forma tal y como pidió su cliente, creando un arma perfecta en todos los sentidos. No obstante, mientras la creaba pudo notar cómo algo de energía recorría sus manos, cómo notaba el poder fluir por dentro y fuera del arma. Casi sin darse cuenta sus ojos se tornaron en un brillo verde, y fue ahí que el segundo noxiano entró en juego, una mujer de nombre Leblanc que aseguraba poder ver potencial en las habilidades de la joven.

Leblanc le explicó que aquella espada rezumaba magia rúnica y que muy pocos eran capaces de moldear aquella magia sin morir en un tiempo, pero ella no. Tifalenji resultó ser uno de los muy pocos nacidos con el potencial para manejar dicha magia. La hechicera le ofreció que trabajase para ella y Tifalenji aceptó al querer potenciar esa habilidad que poseía, además de que en su mente muy probablemente aquella mujer querría sus poderes sí o sí, temiendo por la seguridad de sus padres ante la crueldad del imperio. Parecía haber podido elegir su destino, pero pronto entendió que este no parecía haber sido el caso.

Junto a Leblanc pasó años mejorando sus habilidades y poderes, hasta el punto en que llegó a manejar la magia rúnica en muy poco tiempo. Y el fruto de todo esto fue la creación de una espada rúnica, capaz de permitir a una persona usarla sin necesidad de manejar dicha magia. Esto impediría a los soldados fallecer al emplearlas. Leblanc quedó sorprendida y Tifalenji pensó que finalmente obtendría algo de crédito, pero todo esto se derrumbó cuando la bruja ofreció la espada a una adolescente llamada Riven, la cual iba a ser su portadora en los primeros días de la primera Invasión Noxiana. 

Y eso fue solo el comienzo. Habiendo resignado su vida a estar en Noxus y ser utilizada como una herramienta sin mérito alguno, Leblanc le ordenaría años más tarde ir a Jonia en busca de dicha espada, pues Riven se había asentado allí. Algo desconfiada, Tifalenji viajaría a dicha región en compañía de las antiguas hermanas de guerra de Riven, quien se negaría a entregar su arma a la Tejedora de Runas. Sabiendo que Leblanc la asesinaría y usaría como un juguete al que drenar su magia, Tifalenji intentó acabar con la Renegada, siendo asesinada por un escudero que acompañaba al equipo y marcando así su destino. O al menos eso es lo que Tifalenji creyó en un inicio. Pero incluso en un momento como este, la hechicera encontró la forma de no irse del todo y prevalecer. Porque ella era la Tejedora de Runas y no iba permitir que esa arpía pusiese otra vez sus zarpas sobre su alma. Nunca más lo haría.

Archivo Personajes LORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora