Liana, el Filo en Flor

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No hay duda de que uno de los eventos más significativos en la historia moderna de Runeterra fue la Invasión Noxiana

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No hay duda de que uno de los eventos más significativos en la historia moderna de Runeterra fue la Invasión Noxiana. Cuando los noxianos dejaron Jonia no podían comprender cómo habían cambiado la región, dejándola muy distinta a como era antes de su llegada. Muchas costumbres se perdieron, algunas organizaciones y órdenes sufrieron cambios, y esto incluía al Placidium de Navori. Originalmente centro de enseñanza de múltiples artistas y músicos, este dejó de albergarlos debido a la masacre orquestada por los noxianos, con el general Jericho Swain encargándose de acabar con varios de ellos.

Lejos de los efectos de la invasión, Liana había crecido en una familia humilde, que se mantuvo escondida de los noxianos al igual que muchos otros jonios. Durante aquellas noches de incertidumbre y miedo la joven Liana solo podía reconfortarse pensando en los sueños que le acompañaban desde niña. Ser una gran bailarina. Toda su vida deseó ser una bailarina, desde que siendo infante vio actuar a Irelia Xan en el Placidium. Esa fuerte convicción fue la que le hizo entrenar su cuerpo, así como fortalecer su mente durante aquella época.

Cuando los noxianos se fueron y su familia ya había conseguido establecerse en un pueblo con recursos suficientes, Liana emprendió su viaje hacia Navori con el fin de convertirse en una bailarina del Placidium. Lamentablemente se encontró con la organización de artistas completamente disuelta, a excepción de una única persona, Irelia Xan. Llegados a este punto Irelia ya no actuaba profesionalmente como maestra de danza o bailarina, sino que se había convertido en una guerrera y defensora de Jonia. Aunque seguía amando el baile, se había vuelto únicamente un pasatiempo ante las muchas amenazas de su región, utilizando el Placidium como su base de operaciones para quienes la quisieran localizar.

Irelia le dejó en claro que había ido hasta allí para nada, pero estas no fueron unas palabras que convenciesen a Liana. La joven no era muy lanzada a la hora de tomar acciones, pero esta era una ocasión muy distinta. Día tras día insistía para que Irelia le enseñase, con la tozuda adulta negándose cada vez que se lo pedía. Pero conforme pasaba el tiempo Irelia pudo notar no solo su persistencia, sino que realmente quería aprender el arte del baile. Todos los días practicaba sus bailes y movimientos en la antigua plaza del Placidium, interpretando el rol de una doncella. Irelia vio cierto potencial en ella, y el hecho de que sus cabellos fuesen del mismo color le hicieron recordar a su juventud...

Finalmente un día Liana fue bendecida con una grata sorpresa, y es que Irelia había accedido a enseñarle. En principio solo se trataría de corregir posturas de baile, pero en poco comenzaría a instruirla en cómo seguir el ritmo y la belleza de su entorno. Antes de darse cuenta también comenzó a enseñarle defensa personal, cómo combinar su baile con esta y a utilizar la delicadeza del cuerpo como escudo. Viendo otro aspecto de la danza, Liana solicitó ser entrenada también en el arte del combate, pues quería proteger la belleza que le había enseñado a ver. Quería que algún día su maestra transmitiera a otros las mismas artes que le enseñó, que recuperase esa alegría.

Y sí, costó bastante convencer a Irelia de aceptarla formalmente, pero la joven Liana no se dio por vencida en ningún momento. Entrelazando el destino de ambas.

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