Arrel, la Rastreadora

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Las guerras de Noxus tienen un carácter militar, estratégico y bastante organizado

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Las guerras de Noxus tienen un carácter militar, estratégico y bastante organizado. Son brutales, pero comandadas por unas manos capaces. Esto, sin embargo, es solo de cara a las guerras y confrontaciones actuales del imperio. Antiguamente, bajo el mandato de Darkwill, el control de qué se hacían en estas o cómo se combatían era mucho más vulgar, desatendido y desenfrenado. Prevaleciendo lo que los altos cargos querían por encima de los propios generales, capitanes y expertos militares. Esto dio pie a muchas muertes en el campo de batalla, y por consecuente, muchos hijos de Noxus quedaron huérfanos, siendo enviados a orfanatos con el fin de ser convertidos en soldados el día de mañana.

Y entre estos niños es que se encontraba Arrel. La joven fue mandada a un orfanato desde muy temprana edad, tan joven era que nunca pudo recordar el rostro de sus padres. Tampoco sabía gran cosa de ellos, salvo que su padre fue un soldado. Con esto en mente nunca tuvo en mente la idea de ser una soldada, creyó que su lugar estaba en escalones más bajos de la sociedad, algo con lo que no sabía si estar muy conforme. Realmente no supo decidirse sobre qué vida le gustaría tener a medida que continuaba creciendo, pero sí era consciente de qué papel le tocaría vivir. Fue en el orfanato que conoció a otra chica, que al contrario que ella tenía las ideas bastante claras.

Riven era la más cercana a Arrel en el orfanato, creciendo a lo largo de los años como una especie de hermanastra. Las dos tenían la misma edad, pero tenían pensamientos muy contrarios. Riven siempre tuvo claro que quería una vida pacífica y tranquila, quizás trabajando como granjera o panadera pese a que no le gustaba esforzarse tanto con las labores. Arrel, no obstante, tenía un pensamiento muy distinto ya que no veía manera de poder escoger un destino que no fuese la guerra. Y por ello no sabía qué ser de no convertirse en soldado.

Eso lo camuflaba con un falso optimismo, y concentrando todas sus aspiraciones en una labor muy particular. Ser rastreadora. Si quería tener un plato de comida el día de mañana la única solución era ser soldada, ¿pero qué haría ella en concreto? No era demasiado fuerte pese a todo lo que entrenaba, con Riven ganándola con suma facilidad. Su manejo de las armas era aceptable, pero nada destacado. Y no poseía ni una sola pizca de magia en sus venas. Su mayor fuerte era su mente, su persistencia y que sabía cómo tratar a los perros. Y ahí encontró la clave, pues se pasó años y años entrenando a sus apacibles perros de granja, hasta que llegase su mayoría de edad y el ejército le llamase. 

Aquel día se burlaron de ella cuando presentó a aquellos perros tan mansos y se propuso como rastreadora. Pero cuando logró localizar todos los tesoros ocultos que ningún otro aspirante encontró las burlas cesaron. Y cuando con un silbido estos perritos se convirtieron en fieras que casi destrozaron la yugular de un soldado experto, el trabajo era suyo. Podrían haberla matado por tal acto, pero sus habilidades les servían mejor estando viva.

Pero lo que no esperaba era todo lo que sufriría al servicio de su nación. Noxus le enviaría junto a un escuadrón de guerra donde se encontraba la propia Riven y dos compañeras que se volverían muy cercanas con los años, Marit y Teneff. Pelearon en bastantes luchas durante la Invasión Noxiana a Jonia, hasta que fueron destinadas a la aldea Wuju. Allí se verían involucradas en un fuego amigo, con unos productos químicos que liquidaron a todos los Wujus, a la gran mayoría de sus tropas y a su hermana Riven. Arrel sobrevivió de milagro a aquel evento, pero con serias quemaduras que afectaron incluso al tono de su voz.

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