Capítulo 40

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Steve POV'S

Lloraba en mis brazos, me partía el alma y me enojaba verla así. ¿Quién es el responsable de que mi pequeña llorara de esa forma? Lloraba y no podía hacer nada, por más que intentara calmarla esta seguía llorando. Solo me quedaba abrazarla y acariciar su largo y suave cabello.

- ¿¡Dime por favor !? ¿Dime por qué lloras? - dije suplicándole y tomando su cara empapada de lágrimas en mis manos, sus ojos me miraron, estaban rojos al igual que su nariz, en general estaba todo su rostro rojo.

- Lee la carta - dijo calmándose un poco, me pasó la hoja y empecé a leerla. Cuando terminé me pude dar cuenta de todo y pude pensar con claridad. Sus ojos me miraron esperando una respuesta.

- Que quieres hacer? Lo siento tanto, siento tanto no haber estado aquí cuando llegó esta carta, siento tanto por lo que estas pasando, pero no olvides que estoy aquí para lo que quieras hacer. Cuenta conmigo - dije abrazándola.

- Me mintieron. ¡Estuve engañada por todos estos años, por todos! Nicholas sabía todo y no me lo dijo y lo peor es que ella murió! ¡Se fue! ¡Ya no estará en este maldito mundo para vengarse de Nayllel! ¡No esta! ¡La odié! ¡La odié y ahora no está! ¡La odié porque ella me estaba protegiendo y yo no me daba cuenta! ¡No me defendió de que me golpearan, pero me defendió de que me asesinaran! ¡Me dejé golpear de un hombre que no es mi padre! ¡De Un maldito hijo de perra! - dijo desahogando se en mi hombro, lloraba desconsoladamente, yo limpiaba sus mejillas, pero volvían a empaparse de lágrimas.

- Quiero viajar a la ciudad. Quiero ir a su sepultura. Allí Nayllel me tendrá que dar la cara. ¡Lo quiero muerto! Lo quiero muerto. ¡Quiero matarlo con mis propias manos! Quiero que sufra, quiero que sufra mucho, por sus agresiones hacia mí, por sus ofensas, por sus amenazas hacia mi madre, ¡por que mató a mi padre! ¡Porque me quito mi niñez con su amargura! Me quito la felicidad. ¡La felicidad a mi familia! - dijo cerrando sus ojos con fuerza y deseándolo con todo su corazón, abrió sus ojos y vi odio, no vi esa paz de la que me había enamorado.

- ¡No Scarlett! ¡Tú no eres una asesina! ¡Ni lo serás! ¡Cuando hagas eso le demostraras que eres igual que él! ¡No eres una asesina! y estoy segura de que a tu madre no le gustaría que seas como él, ¿harás lo mismo que él hizo? te estarás condenando, llevaras sangre en tus manos, llevaras peso en tu alma y sobre todo ya no estarás limpia, no serás la mujer de la que me enamore, de la que veía paz en sus ojos, ¡en ella completa! Si quieres yo lo hago por ti, mando a que lo maten, pero no dejaré que alguien como tú se ensucie las manos. Un caballero no deja que su dama sea igual que él - dije mirándola a los ojos.

- No! ¡No! ¡Quiero ver cuando muera, lentamente! ¡Lentamente y por mí! ¡Verlo sufrir! - dijo llorando con odio, con agallas.

- Yo lo mandaré a hacer si!? ¡Pero tú no lo harás! ¡Quieres verlo sufrir! ¡Lo harás, pero no te ensuciarás las manos! Tu no. - dije enojándome.

- Esta bien, Esta bien Steve - dijo secando sus lágrimas y separándose de mí.

- Viajaras conmigo a la ciudad o te quedaras en la empresa? - dijo mirándome.

- Me iré contigo, ese mal nacido te quiere muerta y si te pone un dedo su cabeza volara en cuestión de segundos. Ni loco te dejo sola. Se metió contigo pues también se metió conmigo - dije abrazándola y besándola dulcemente.

Mi mafioso Compulsivo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora