Salí del auto corriendo o más bien a paso apresurado detrás de Steve. Este caminaba quitando su polo a los arbusto adentrándose cada vez más al bosque. Si, no vivíamos en una organización, vivíamos alejados de todos en una gran casa, la casa estaba en medio del bosque con una preciosa entrada. Pasaba su mano por su cabello en forma de desesperación. Sus hermosos tatuajes deslumbraban con la luz de la luna.
Corrí más rápido colocándome delante de él y deteniéndolo con mis manos en su pecho, este dejó de caminar a paso rápido
- ¡Ya basta! ¿¡A donde crees que vas!? - le grité sofocada. El aire me faltaba un poco. Mi pecho subía y bajaba.
- ¡A donde pierda la noción del tiempo e incluso pierda hasta la memoria, no poder recordar mi nombre ni nada de lo que me está pasando! ¡Maldita sea! ¡Quiero olvidarme de que mi hermano está en coma y que tu no me crees y quieres acabar con lo nuestro, eso quiero! Eso busco - me dijo enojado, pero a la vez perturbado con la mirada perdida y su mandíbula apretada.
- Pues entonces si te vas yo me voy contigo - dije mirándolo a los ojos. - sabes? ¡Si necesitabas que alguien te escuchara o calmar tus preocupaciones aquí estaba yo! ¡Aquí estoy yo! ¡Soy tu esposa Steve! Puedes decirme y contarme sin ningún problema lo que sea, te aseguro que soy mejor que el Alcohol. Te tengo confianza y creía que me tenías por igual. ¿No quiero terminar contigo sabes? Fue el impulso, fueron los celos, los malditos celos. Parezco la compulsiva de la relación. - Dije y sonrió. - Como odias verme con otros chicos, tampoco me gusta verte con otras chicas y MENOS encima de ti, donde la que debería eso soy yo, o bueno, lo hago, pero no quiero que más nadie lo haga - dije entrecerrando mis ojos, suspirando profundo y volviendo a verlo a los ojos.
- ¿Por Dios Pequeña, Eres mi mujer como no te voy a tener confianza? ¿Perdóname tu eres la única que disfrutara de mi cuerpo, mis manos, mis labios, mis caricias, mis besos y mi amigote allá abajo porque te amo, no quiero escuchar la palabra "Esta relación se acabó" más nunca más, ¿Comprendes? Porque mi maldito corazón es tuyo y de nadie más - dijo haciéndome enloquecer y besarlo. Mis manos viajaron por su cuello, su cabello y su espalda. Las de él en mis nalgas y mi cintura
- Me vas a matar Scarlett, Te lo juro, me vas a matar - dijo en un susurro mordiendo mis labios y Volviéndome a besar.
Me cargó, enredé mis piernas en su cintura,
caminó conmigo a la casona y no sé cómo no chocamos con ningún árbol, pues íbamos besándonos en todo el trayecto. Abrió la puerta de la casa, los guardias de fuera nos miraron, pero no nos importó, subió las escaleras mientras bajaba el cierre de mi vestido, entró a la habitación y me dejo caer sobre la cama posicionándose encima de mí sin hacerme daño, sus ojos me miraron deseosos y compulsivos.
- Te necesito, te necesito, necesito estar dentro de ti - dijo y accedí a besarlo, sus manos quitaron desesperadamente mi vestido dejándome en ropa interior frente a él, sus manos acariciaron mi vientre plano y mis senos por encima de mi sostén, Tomó mis manos y las coloco a cada lado de mi Acorralándome haciéndome presión en las muñecas sin poder moverlas, beso mi cuello dejando pequeños besos sonoros que mandaban descargas de placer y me hacían mojar, hizo una línea se besos desde mi cuello hasta mi abdomen bajo, besando la comisura de mi entrepierna. Volvió a mis labios haciéndome estremecer, dándome un beso apasionado y dulce a la vez.
- Hazme olvidar todo lo que está pasando menos esto. - dijo susurrando en mi oído. Me cambié de posición a encima de él retirando su pantalón y su bóxer, saqué a su gran amigo que estaba erecto y bien duro y empecé a masajearlo primero lentamente y luego pasé a rápido. Combiné el tiempo de mis masajes en el a lento y rápido mientras lo besaba. Sus ojos parecían querer salirse de órbitas y sus gemidos me hacían mojar.
Haló mi cabello haciéndome sonreír.
- Me voy a correr Scarlett, estas jugando sucio me susurró.
- No lo hagas fuera - le contesté. Sus manos se posaron en mi cintura velozmente y me acorraló en la cama entrando de repente su pene duro en mi vagina, sentí el caliente correr dentro de mí, sabiendo que ya se había corrido. Empezó moviéndose lento y luego ascendiendo a rápido jugando a compás con el tiempo.
- Te amo, Te amo Pequeña, Eres mía, Solo mía - dijo entre sus gemidos acercándose más a mí y mordiendo mis labios.
- Yo también te amo Mi mafioso Compulsivo - dije y me entregué nuevamente a él y a sus embestidas.
Lo amo, lo amo.