POV' Steve
Había averiguado lo suficiente de Scarlett, padres ricos, estudio en uno de los mejores colegios y universidades, con buenas notas, una vida social de solo su mejor amiga. Nació el 16 de enero en los Estados Unidos, con un hermano y familia en diferentes países.
Me quedé pensando en ella, no me la podía sacar de mi cabeza y era estúpido porque la había conocido hace unas horas y ya me traía loco. Nunca había pensando esto, pero es la verdad. Soy un hombre al que todo el mundo le teme, al que lo toman por frío y no de sentimientos y es dura la realidad, pero debo aceptarla, al menos pienso que todos debemos tener una oportunidad. Todos se preguntarán el porqué compré a Scarlett. Es fácil distinguir el no saber nada del saber, estar lejos y estar normal, de estar sufriendo y ser feliz. Scarlett no tenía la imagen de aquellas prostitutas allí, estaba triste, tenía su mirada perdida y se veía con miedo y nerviosismo, aunque no lo quiera aceptar. Me me he dado cuenta de que es de carácter fuerte, duro y represivo, me muero por conocerla, aunque ella no a mí. Deberá temerme como todas, pensar en los fríos que son mis ojos y pensar que le haré daño como todo mundo. No sé porqué me empeño en obligar a las personas a que me quieran. Creo que debería dejar que vinieran a mí. Eso es imposible. Nadie se acerca a ti. Por tu vida, tus hechos y tú poder. Sacudo mi cabeza para que los pensamientos malos salgan. Me doy una ducha tratando de olvidarme de todo lo que sucedía a mí alrededor y me coloco mi pantalón de pijama largo color gris. Ajustar los cordones de este y salgo de mi habitación hacia abajo por un vaso de agua.
Bajo las escaleras y puedo sentir el frío en mis pies descalzos, fuera llueve y puedo escuchar las gotas de lluvia caer en las ventanas de cristal. Termino de bajar el último escalón y la veo. Ahí está, apoyada a la pared viendo la lluvia caer. Me imaginé su rostro, su hermoso rostro, sus ojos grisáceos, sus largas pestañas, sus finos y delgados labios y sus muy notables pecas. La había visto tantas veces en el camino a casa, en aquel prostíbulo y cuando hablábamos en la habitación.
Caminé hacia ella lentamente y me le coloqué a su lado observar lo que ella también observaba con mucha atención volteo su mirada hacia mí y me fijé en sus ojos. Su mirada era calmada. Recorrió sus ojos por mi cuerpo luego que yo había recorrido el de ella completamente, sé que todos los tatuajes que yo tenía. Tenía una figura extremadamente delineada, era como si alguien hubiera durado años para dibujarla y luego sacarla en marco y convertirla en humana. Tenía unas curvas bien formadas en su cadera, su trasero y ni hablar de sus pechos. Iba a hacer que mi amigo allá abajo se me parara. La línea de sus senos era visible para mí desde nuestra distancia.
-¿Cuál es tu nombre? Creo que debería- dijo mirándome a los ojos.
-Mi nombre es Steve Allen- dije mirándola y luego regreso mi vista a la ventana donde la s gotas de lluvia dibujaban líneas de todas formas.
-¿No puedes dormir?- pregunté mirándola nuevamente.
-No, en realidad baje por un vaso de agua, pero la lluvia llamó mi atención y me he quedado aquí. ¿Acaso aparte de comprarme me tendrás encerrada?- dijo y no pude evitar reír. Es que de dónde sacaba eso. Esta me miró.
-¿De que te ríes? No dije ningún chiste- dijo enojandose.
Sonreí...
-¿Crees que soy tan malo? No voy a tenerte encerrada todo el tiempo, puedes salir, puedes divertirte. Solo que no andarás sola. Andarás conmigo o con algunos de mis escoltas. La mayoría del tiempo andarás conmigo, no te preocupes- dije cambiando a mi estado serio y normal.
-Entiendo- dijo cambiando su voz a triste y lejana. Da una vuelta entre mis pies y antes de subir el primer escalón de la escalera se voltea y me mira.
-Creo que te haría bien reírte como hace rato de vez en cuando. Buenas noches Mafioso Compulsivo- dijo y empezó a subir las escaleras.
-Buenas noches pequeña- dije en un susurro mientras la veía subir.
En que me había metido. Pensaba que estaba claro en mis sentimientos, pero veo que me equivoco. Estoy peor que un adolescente.