Capítulo 44: Enfrentarse al Enemigo.

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Bajamos del carruaje, todo estaba tranquilo. Cuando de repente se escuchó un grito.

-¡Habrán la maldita reja!

Gritó el Barón Trust moviendo la como un salvaje. Iron se aferró a mi falda y yo lo abracé. Sair apretó la mandíbula y caminó hasta quedar a su frente.

-¿Sé le olvidó la educación?

-¡Ja! ¡¿Te atreves burlarte de mi?!

-Estoy corrigiendo su mala actitud. ¿Olvidó que aquí está su nieto? O claro, se me olvidó que lo quiere convertir en un salvaje.

Sair escupió todas estas palabras con un veneno.

-¿Dé qué hablas? ¿Por qué no me dejan entrar?

-Porque blasfemia en mi contra y lo haces frente a mi hijo. Traidor.

Abrí la boca por la dureza de Sair, más me encantó.

-¡No digas cosas así de mi! ¡Mocoso insolente! -se aferró a las rejas.

Nuestras miradas se encontraron. Esos ojos eran fríos y llenos de locura.

-¡Fué esa zorra que te puso en mi contra y les lleno la cabeza de tonterías...!

Sair agarró el cuello del Barón Trust y lo golpeó contra las rejas, para luego empujarlo lejos de ahí.

-Mejor te callas o te arresto para que te pudras en una cárcel. También tienes prohibido la entrada al Palacio Angelical y de acercarte a mi hijo. ¿Entendiste?

"Dios mío, este hombre mostró su poder".

El Barón Trust se levantó y respiraba con dificulta. Me miró y yo le saqué la lengua, por fin le daban su merecido.

-¡Juro que te voy a destruir! ¡Sair de Serhap! -no apartó su ira y señaló a Iron-. ¡Y tú verás las consecuencias por estar al lado de esta zorra barata!

-¡A Iron mi hijo no le gritas o lo pagas! -le rugió Sair-. ¡Y Lady Nivea, que es mi mujer la respeta!

La conmoción estuvo fuerte. Iron y yo nos miramos, estábamos en shock.

¡Grito eso por Dios!

Giré la cabeza, Lucrecia y Kael estaban atónitos en la puerta. Como todos los presentes.

El Barón Trust tembló y quiso decir otra cosa pero se dió la vuelta. Sair también vino con nosotros.

-¿Por qué esas caras?

Sair miró sin ningún inconveniente. Quise abrir la boca, pero me giré con Iron.

-¿Nivea? Espera.

Apresuré el paso y tomé a Lucrecia del brazo. Podía sentir Sair detrás.

-Lucrecia manda una carta al Señor Priven diciéndole que empiece con los anuncios del evento.

-...

-¿Lucrecia?

-¿Ah? ¡Ah, voy corriendo!

Lucrecia salió corriendo. E Iron también salió corriendo de mi agarré.

-¡Espéreme, Señorita Lucrecia!

Corrió con fuerza y la alcanzó. Ambos desaparecieron.

"Traidor...".

Sair me tomó del hombro, nuestras miradas se encontraron. Frunció el ceño.

-¿Te molestó que golpeé al Barón o por qué dije qué eres mi mujer?

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora