Hasta que perdimos la vista del muelle, el capitán nos guío a nuestro camarote. Agradecí su hospitalidad y él solo dijo que cumplía con su deber.
Me fuí a dormir, porque mi cuerpo se sentía pesado; me acosté cómodamente, me coloque en cucharilla y volví a llorar. Me sentía culpable de abandonar a mi familia, pero de algún modo, ellos aceptaron como protección.
Tenía una intuición que me decía que ellos no confiaban en Briels y yo tampoco, conocía poco de él, eso lo hacía mas peligroso.
"Dejemos de pensar y cerremos los ojos. Es momento de no atormenta más el miedo".
Apreté los ojos, calmando mi llanto. Era una vieja muy sentimental. Dejé que mis oídos se llenaran de melodía marina y mi cuerpo se relajo por el suave y movido mar.
Eso me calmo y me quedé entre dormida y despierta, bueno no llegue al sueño, el sonido de arcadas me lo quito. Levanté parte de mi cuerpo y Mirie vómito.
-Ay, estás sufriendo mareos. Ya va.
Me bajé de la cama y la cargue, podía sentir lo mal que estaba. Eso me preocupo bastante. Salí de ahí a buscar ayuda. Al salir al exterior me encontré a un marinero dándole un té a Lucrecia, su tez era verdosa.
-Tu también te ves mal -note como se tocaba el estómago.
-Me voy a morir -fue lo único que dijo.
Se tomó el té con ganas. Me acerque al marinero y le mostré a Mirie.
-No se preocupe, es normal los mareos, pero le vamos a dar un té que la calma.
-Se lo agradezco mucho -le entregué a Mirie. El marinero le hizo cariño en la barriga y se la llevó.
Me senté al lado de Lucrecia y le acaricié el cabello.
-No te preocupes, el viaje es cortó y eso se te pasa.
Mentira, los tres días fueron terribles. Caí casi como Lucrecia, mi estómago parecía estar dando vueltas como un trompo. No podía hacer nada porque quería vomitar. No abrí las cajas que me dieron Dudboa y Beatrice. Duré la mayor parte del tiempo en cama.
Lucrecia si no pudo, vómito el alma en el mar y suplicaba que fueran más rápido. Los té no le funcionaron.
Y Mirie si mejoró, pero tampoco salía del camarote. Soñamos con por fin poder tocar tierra firme.
Lo hicimos en la tarde, llegamos a uno de los Imperios Occidentales. Este era como ver una Europa renacentista, se podía sentir el arte rozando tu piel.
Cuando vimos el muelle que era de madera blanca, una multitud nos esperaba. Desde nuestra distancia veíamos sombreros blancos.
-Dios, tan cerca y lejos a la vez -comento Lucrecia mirando feliz y triste el muelle.
-Si...pero esto ya acabo.
-Me quiero tirar al mar -lo miro con ojos de travesura.
-¿Sabes nadar?
-Creo...
No termino la oración y comenzó a silbar. Levanté una comisura y me fijé en lo que había en el mismo muelle: las personas con sombrero y un carruaje. No logré visualizar mejor el escudo que alzaban.
"Siento la misma brisa, pero no con la misma alma".
El barco tardo media hora en llegar al puerto. Esperamos el procedimiento antes de bajar. Tomé a Mirie, esta saco la lengua al sentir el viento.
-Mi Lady Nivea y Señorita Lucrecia, por fin llegamos a su destino -hablo el capitán-. Vengo a escoltarlas y allá abajo las esperan una de las personas más importantes.
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Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.
Fantasía-¡Señorita! ¡No lo haga! En mi novela web favorita, siempre muere mi personaje favorito "Lady Nivea", una joven que sufre acoso por el hermanastro de su padre. Ella siempre lo rechazaba; pero un día...¡El abusa de ella! Odiando se ella misma, se sui...