Capítulo 29: Oficial: Soy La Niñera Del Príncipe

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Llegué con Iron a la entrada de un jardín. El clima era el mejor y el viento fresco relajaba. Todavía estaba dormido así que decidí caminar lentamente. El olor de las rosas blancas era embriagador y el cantar de las alondras enamoraba.

Iron poco a poco se despertó. Levantó un poco su cabeza y se frotó un ojo.

-¿Dónde estamos? -pregunto soñoliento.

-En la entrada de uno de los jardines, ¿no te parece bonito?

Iron levantó por completo su cabeza y se frotó los dos ojos para luego bostezar.

-Nunca había visto tantas rosas -dijo maravillado.

Caminé con él en brazos y lo llevé a las rosas. Iron las tocó con delicadeza y las olió.

-Huelen maravilloso.

Su mejilla se tornaron rojas de la felicidad. Le di un beso y lo llevé a donde las alondras.

-Escucha -las señalé.

Iron al escuchar las alondras también quiso imitar las. Movía su cabeza mientras hacía el sonido. Esto era tan bello. Verlo a él feliz y no encerrado en su habitación.

"Haré lo posible para hacerte feliz".

Las alondras salieron volando y una bola de pelos vino corriendo hacia nosotros.

-¡Guau, guau! -ladro Mirie levantada en dos patas y apoyándose de mí.

-¡Un perro! -grito Iron, sus ojos brillaban de la emoción.

-¿Quieres jugar con ella?

-¡Si! Por favor.

Asentí y lo baje. Mirie al verlo se le montó encima, lo derribo y le lamió la cara. Iron le tomó el rostro y la acaricio.

-¿Cómo se llama?

-Mirie y es hembra.

-Preciosa -dijo acariciando su cabeza.

Levanté Iron y este comenzó a correr y Mirie lo siguió. Ambos jugaron. Me quedé al tanto de los dos.

-¡...!

Me giré al ver a Lucrecia corriendo, se acercó a mi y se doblo en dos para tomar aire.

-Mirie se escapó y no la encuentro -dijo agitada.

-Ella está jugando con Su Alteza -me coloque de lado y lo mostré.

Lucrecia alzo un puño.

-Llevo corriendo todo el Palacio Angelical y ella estaba aquí -se levantó y se acomodo el cabello-. Bueno al menos está feliz con Su Alteza.

-Si -me gire a verlos-. Sin duda el Príncipe Iron será feliz pero también... -me guardé esas palabras-. Mañana vamos a la biblioteca del Imperio.

-De acuerdo.

-Ven -le tomé la muñeca-, vamos a cuidarlos.

Y caminamos a la dirección de Iron y Mirie, quienes corrían alegres.

***

Desde la ventana de su oficina, Sair veía a su hijo jugar alegre con la hermosa Cocker de campo, Mirie.

Podía ver a su hijo sano y feliz, como en el pasado, cuando ellos jugaban. Pero eso era un recuerdo que le dolía, porque Iron, lo rechazó y lo veía como asesino o monstruo.

Sair se alejo de su hijo porque le dolía ver como Iron lloraba de pánico a su presencia. Él no entendía ese miedo, un miedo que nació después de la tragedia en Serhap.

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora