Capitulo 49: Un Dolor.

76 7 3
                                    

2 días después. Palacio Angelical.

Me cubrí la boca porque tenía un poco de sueño, más debía de terminar de leer las cartas que recibí por el evento.

Todos quedaron encantados y por lo tanto pedía reuniones conmigo.

"A Sair también le llegaron muchas".

También me dolía un poco la mano por cada respuesta que debía dar. Me estiré un poco y terminé de leer la carta de un Vizconde.

Tomé la pluma y una hoja y escribí la respuesta. Terminada la carta la sellé.

Revisé las otras cartas y noté que había una del Templo. Me extraño un momento y decidí revisarla.

[Para Lady Nivea.

Su Excelencia, me complace escribirle para felicitarla por lo de hace dos días. Sin duda el evento fué maravilloso, por eso el Templo la convoca para plantearle una propuesta.

Att: Sacerdote Yuls]

Revisé el sello, perfecto y sin duda del Templo. ¿Debería ir otro día? ¿O será muy urgente?

Doble la carta y la guarde en mi manga, acomodé las cartas y salí de mi oficina. Cerré con llave y levanté el dobladillo de mi vestido.

"Hoy Sair salió por un asunto junto con Lord Kael. Lucrecia está ocupada con distintos funcionarios. Iron..."

—¡¿Su Alteza?!

Iron estaba en el pasillo y tenía en sus brazos a Mirie.

—¿Qué haces por acá? Es tu día libre.

Y era verdad, hoy Iron no tenía clases, así que era probable que estuviera durmiendo.

—Lo que pasa es que estaba aburrido y... ¿Vas a salir?

Sus ojitos brillaron de emoción. Caminé y me detuve a su frente, acariciando sus mejillas que estaban un pocos frías.

—Voy al Templo, ¿me quieres acompañar? O esperas que vuelva y salimos.

—Si quiero ir, me gusta el Templo.

Un leve sonrojo apareció en sus mejillas y abrazo a Mirie.

—Entonces vamos.

Le extendí la mano y juntos bajamos las escaleras. Le informe al mayordomo y este se ocupó del carruaje.

—Le dice a la Señorita Lucrecia que vuelvo pronto, que no se preocupe.

—Si Su Excelencia, y buenas suerte en el viaje.

Le agradecí con la cabeza mientras me sentaba. Cerró la puerta y golpeó un lado del carruaje, haciendo que este arrancara.

Mirie se quedó en el suelo mordiendo mis pies. Por su parte Iron tomó mi mano.

—¿Oye Nivea, yo puedo invitar amigos al Palacio Angelical?

—Claro, cuando desees —lo miré divertida—. ¿Hiciste muchos amigos en el evento?

—Si... Los niños no me golpearon.

Me cayó un balde de agua fría, porque Iron había sufrido aquella vez. Cuando aquellos niños lo golpearon sin piedad.

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora