Capitulo 53: Iron y Sus...

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Mi habitación se sentía rara, pero el baño se volvía a sentir delicioso. Dure casi una hora, metida en el agua de rosas y mientras mi cabello era perfumado con aquella esencia de manzana verde que me traje del los Imperios Occidentales.

Mis uñas fueron rebajadas un poco, porque estaban larguísimas. Durante el baño veía mi cuerpo, sin ninguna cicatriz. Parecía que aquel accidente fue un mal sueño.

Al salir del baño, me secaron y untaron mi cuerpo con cremas. A pesar de eso, me vistieron con algo cómodo y ligero y mi cabello lo dejaron suelto. Me iban a maquillar pero me negué.

Terminada, me miré en el espejo. No podía creer que al frente mío no estaba Serina. No estaba aquella chica de veinte que murió en un callejón, de cabellos marrón oscuro y ojos de igual, una chica que tuvo una vida normal.

Al frente y era yo, no la niña tierna. Sino una mujer de cabello negro intenso y muy largo, más largo que mi adolescencia, me llegaba casi a las rodillas. Los ojos no eran sencillos, eran de un color inusual, verde esmeralda.

Tampoco el cuerpo era el mismo que de niña y de mi otra vida, muy bien desarrollado, curvo donde correspondía y opulento.

Estaba acostumbrada ya a este cuerpo, y no admiraba mi belleza a cuando admiraba a la Nivea de la novela. Pero verme otra vez y saber que reviví, me hacía sentir en otra realidad.

Me deje de ver y con mi séquito de sirvientas, recorrí el Palacio Angelical.

Lo veía más brilloso, reluciente. Las luces de las lámparas y el sol lo llenaba de tonos amarillentos.

Hoy no iba a trabajar, más no podía quedarme todo el día sin hacer nada.

"Aunque recorrerlo tampoco es muy productivo".

En fin, seguí caminando y examinando cada cosa.

Me giré al escuchar pasos acelerados en mi dirección. Una sirvienta llegó.

—Su Excelencia, acaba de llegar la Duquesa Krieln.

—¿La Duquesa Krieln? No sabía... Igual déjenla pasar.

—Lo que pasa mi Lady es que ella ya entro por órdenes de Su Alteza y está reunido a solas con él.

—¿Su Alteza?

—Y él mismo la recibió.

Iron no me había comentado nada, pero él y la Duquesa se llevaban bien. Me encogí de hombros.

—No se preocupe, me avisas cuando la Duquesa Krieln salga.

—A sus ordenes mi Lady.

Ella asintió y se retiró. Miré su figura hasta que desapareció en un pasillo. Seguí caminando.

El Palacio Angelical era inmenso, y cada detalle era minucioso. Observaba las lámparas de cristal que tenían diseños de alas.

Recorrí parte de el durante dos horas, las habitaciones eran para invitados en la parte del segundo piso.

Seguí caminando y volví a escuchar pasos. Dos sirvientas vinieron corriendo y cayeron al suelo, agitadas.

—¡Su Excelencia! ¡Su Alteza salió del Palacio Angelical!

Negué confundida y las ayudé a levantarse.

—Por favor, repitan con calma.

—Su Alteza acaba de salir con la Duquesa Krieln del Palacio Angelical.

—¿Y Su Majestad le dió permiso?

—No lo sabemos —ambas se miraron.

Tragué saliva porque Iron no podía salir así como así. Levanté mi dobladillo y comencé a caminar rápido, necesitaba hablar con Sair.

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora