Capítulo 16: Mi Debut en la Sociedad.

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Caminar con Sair era agradable, nos comimos las donas y seguimos hablando de lo sucedido.

—¿Y quién era el responsable del primer libro?

Sair echó hacia atrás la cabeza y quedó pensativo.

—La verdad es que era el dueño de una editorial de nuestro Imperio y se llamaba Joheis.

"¡Espera!".

-¡¿Es un hombre moreno de ojos dorados?!

Sair arqueó una ceja.

-¿Tiene los ojos dorados?

-¡Si! Y el cabello castaño.

-¿Lo conociste?

Ese hombre era tan idiota que no lo podía olvidar, su aire de arrogancia y creerse macho me daba asco.

-Si y no tuvimos un buen encuentro -murmuré lo último.

-¿Te dijo...?

-Nada importante -al recordar su forma de expresarse apreté la mandíbula-, no él me pidió tener intimidad solo para publicar un libro.

Sentí como Sair se tensó.

-Que basura...¿Me dices que lo conociste?

¿Uhum? Detecté algo extraño, acaso...

-¿No fue a él quien detuvieron?

-Eres rápida para descubrir y sí, quien tenemos en la cárcel no es a ese tipo... Ah demonios...

Soltó frustrado, con mi mano libre le palmeé uno de sus hombros.

-¿Quieres que lo describa mejor...?

-No -Sair tomo mi mano y la bajo suavemente-, los del Reino Cobrat tienen marcas en el cuerpo y ese tipo con ojos dorados lo vamos atrapar.

"Ohh, sería maravilloso".

Caminamos hasta que vimos la bandera de mi familia. Nos detuvimos en una esquina y ahí nos despedimos.

-Espero volver a verla, mi Lady -Sair hizo una pequeña reverencia.

-Igual y cuídese mucho.

Hice una reverencia y me regresé corriendo hacia el carruaje, afuera estaban mis papás llenos de bolsas de regalos.

-¿Te gustó pasear? -me pregunto mi mamá con una pequeña sonrisa.

-La verdad... -pensé que fue horrible, pero me encontré con Sair-, fue divertido.

-Me alegro, ahora subamos.

-Si.

Me monte y me senté cerca de la ventana, nos alejemos y vi de espaldas su capa. La capa de Sair.

***

El espejo mostraba como me ponían el corset, mi mamá estaba detrás viendo como iba el proceso. No lo apretaron gracias a Dios.

-Es hora del vestido. Alcé las manos mi Lady.

Hice lo que me mandaron y todo quedó oscuro por unos momentos, hasta que volví a ver mi reflejo.

El vestido en la parte superior era un verde claro y las mangas eran lisas, pero la falda se llevaba el crédito, brillaba a gracias a las veinte mil esmeraldas en diminutos pedazos.

-¡Oh pero que hermoso!

-¡Su Gracia, el Duque Drieck hizo un trabajo maravilloso!

Mi mamá me miro con lágrimas y se acercó detrás soltando mi cabello, el cual cayó hasta más abajo de mis rodillas. Estaba liso menos en las puntas.

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora