Capítulo 55: Recuerdos Tristes.

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El ambiente se volvió de cierta forma, tensó. Sair le dijo unas cosas al Duque y vino a donde nosotros. Sus ojos miraban con firmeza a Iron. Miré de reojo, e Iron también le daba la mirada.

-No me odies por esto -le dijo con suavidad. Se dirigió a mí y besó mi mano-. Nos vemos después.

Y sin más, Sair salió de ahí seguido por el Duque Lewis. Ambos salieron de ahí.

Iron tomó mi mano y ambos nos miramos.

"Es hora de irnos de aquí".

Iron asintió como si leyó mi mente y tomó mi mano. Los dos nos levantamos tomados de la mano. Jeyda no perdió tiempo y nos ayudó a bajar.

Iron se paró frente al juez.

-Gracias por todo. Buen veredicto... Vámonos Sus Gracias.

Se dirigió con una pequeña sonrisa a ellos.

-A las órdenes de Su Alteza -hicieron una reverencia.

Iron y yo salimos de ahí, y a cada paso los presentes se arrodillaban al ver Iron.

Noté que le estaban dando el respeto que merecía.

El regreso fué en silencio, solo por los pasos de mi familia y amigos que hacían eco.

La puerta se abrió y salimos de ahí. Multitudes de personas que luchaban por acercarse.

Iron caminó con seguridad.

-¡Abran pasó a Su Alteza y la Niñera Imperial!

Al gritar el guardia, las personas se calmaron e hicieron reverencia. Iron y yo nunca nos soltamos.

El carruaje estaba custodiado. El chófer hizo una reverencia.

-Su Majestad ordenó que fueran llevados a la Mansión Ivor.

-Cumpla su orden -dije mientras Jeyda abría la puerta.

Iron subió y luego yo con apoyo de Jeyda. Sentados juntos, Iron se recostó en mi falda.

Visualize su rostro y no había incomodidad en él. Más bien tenía una gran sonrisa.

"¿No le molesta lo de su abuelo?".

-Haa, por fin veré dónde creciste, Nivea.

-¿Tienes tanta ganas de saber? -le dije acariciando su cabello.

-Si... Te quiero mucho -soltó de la nada-. Gracias por quedarte.

Mi corazón se encogió y besé su frente. Iron rió y cerró los ojos.

***
-Despierta, llegamos.

Le acaricié con cuidado sus ojos. Iron se despertó con rapidez.

-¿Estabas fingiendo?

-No -se frotó un ojo-. Pero tampoco estaba dormido.

La puerta se abrió e Iron saltó del carruaje. Me asomé rápido y casi me caigo pero Lucrecia me sujetó.

-¡Por los Serafines! ¡Que mansión tan hermosa!

-¡Su Alteza no corra! -gritó Lord Kael que no se había ido con Sair.

-Su Alteza es travieso -dijo Lucrecia ayudándome a bajar-. Pensé que estaría triste... Más míralo.

El carruaje de mi familia llegó y mis padres se bajaron. Mi mamá caminó a mi dirección y me tomó del brazo.

-Nivea, vamos hablar un momento -su voz era calmada.

No dije nada y las dos empezamos a caminar. Iron estaba de la mano con mi papá, y ambos entraron.

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora