Capítulo 4: La Prometida.

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2 años después.

Me estaba viendo en el hermoso espejo de plata, que había sido la primera cosa que toqué de este mundo. Con ella noté mi gran cambio:

Llegué como una niña linda y regordeta, con cabellos negros y grandes ojos esmeraldas, piel blanca y suave.

Ahora era una chica, mi rostro se afinó, dando unas mejillas bien desarrolladas junto con los pómulos, mis ojos cambiaron a una forma un poco sensual y se volvieron más pequeños, las pestañas me crecieron mucho, como las de una muñeca, mi nariz se volvió perfilada y mis labios adoptaban un poco de carnosidad y color carmín.

Mi rostro cambió del cielo a la tierra, y junto con el mi cuerpo; me volví muy alta, le llegaba a los hombros de mi mamá, quien era alta por igual. Poco a poco, mi cuerpo adoptaba una figura más desarrollada, el pecho me creció bastante para mí edad.

Debido a mi altura, mis cabellos llegaban a mis caderas, eran muy largos, pero el color negro se acentuó más como el esmeralda. Con mi crecimiento, deje largas mis uñas, me gustaban que eran bonitas como mis manos.

Todo en mi, pintaba a la Nivea original, la cual era la belleza del Imperio Serhap.

"Cada día, se acerca el comienzo".

Me miré un rato en el espejo, me sorprendía que yo habitará un cuerpo tan hermoso, pero que al final sufrió cosas horribles.

"Olvida esas cosas malas, no vas a morir".

Me di un bofetón en la mejilla para quitarme aquellos pensamientos que están en mi cabeza.

—Voy salir.

Dejé el espejo y me levanté de la cama, acomodé mi vestido y salí de mi habitación. Ahora tenía catorce años, una edad que no iba conmigo. Las criadas decían que trataban con una mujer que con una chica joven.

La verdad, no podía tener esas actitudes, no tenía esa edad de verdad, ya la había vivido, no la podía repetir.

La regla fue una buena excusa por mi comportamiento, lo anclaba con eso. Ya deseaba tener mi edad original y actuar más liberal.

Como heredera del Ducado más poderoso, tenía una buena educación, lo cual me agradaba.

"Hubiera sido una directora ejecutiva".

Pensé en mi otra vida y la oportunidades que podía haber tenido, pero tengo que aprovechar esta oportunidad.

Tenía tantas cosas en mi cabeza, que no noté en que dirección de la mansión estaba.

"Dios, es muy grande".

Mire por el pasillo: había habitaciones y algunos cuadros. Creo que estaba cerca del estudio de mi papá.

—¿Busca al Duque?

—¡...!

Me giré muy rápido sobre mis talones que casi pierdo el equilibrio.

—¡¿La asusté, Lady Nivea?!

Eustace, el ayudante de mi padre fue el que me habló. Estaba detrás de mi, bueno ahora en mi frente.

¿Estaba tan concentrada que no lo noté?

—¿La asusté?

—No, estaba muy inmensa en mis pensamientos, que no lo noté.

Eustace me dió una sonrisa pequeña.

—Me alegro, y ¿no busca al Duque?

No, la verdad no lo hacía, es que me perdí.

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora