Capítulo 4 «De vuelta»

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Despierto con un fuerte dolor de cabeza. Todos los chicos me observan asustados. Lisa entre ellos. La pobre creo que se le van a salir los ojos de órbita. Intento levantarme, pero la punzada en la cabeza es un poco fuerte y una mano cálida me empujó hacia atrás con suavidad.

—¿Por qué veo ovejas y pájaros alrededor de nosotros? —murmuro, confundida.

—Es mejor que descanses. Nos hiciste pasar un buen susto, Ruth. —No me había percatado que de todos el que está mi lado era Scott.

Por primera vez, le veo frente a frente. Sus ojos verdes hacen el efecto de sentirme pequeña. Indefensa pero segura. Sus manos son muy suaves para ser un chico que pasó mucho trabajo en la vida con su madre en una cama hospitalizada durante cinco años y ayudando a su padre en el campo. Todo eso fue contado por Kade pero nunca me he detenido a observar a ese chico solitario que siempre tiene los auriculares a todo volumen escuchando a Bruno Mars y Maroon 5.

En los pocos momentos que hablaba con él, era de manera agradable y siempre me aportaba cosas nuevas. Era solo verlo y mi estómago empieza a saltar al punto de darme hipo. Es algo gracioso, pero es la realidad. Tengo la necesidad de siempre andar con una botella de agua todo el tiempo.

Jamás me detuve a pensar porqué de todos, era por el que más me preocupaba, pensando que era algo pasajero o preocupación amistosa, y en ese momento supe la respuesta. En el transcurso de un mes me había enamorado de él, y no lo sabía hasta este momento.

—Ruth, necesito pedirte perdón —habla Lisa caminando hacia mí cabizbaja y con lágrimas en sus ojos—. Fue mi culpa lo de tu accidente. Estaba muy molesta. Choqué con el estante, lo empujé, y sin querer te golpeó a ti. Por favor, perdóname, perdóname. De verdad no era mi intención.

Tomo las manos de ella al ver que tiemblan con nerviosismo.

—Puedes quedarte tranquila. No creo que haya sido tu intención. Solo fue un pequeño error que todos nosotros cometemos en la vida. Puedes estar tranquila, y te perdono. —Le abrazo y susurro en su oído—. Es más, yo tengo que pedirte perdón a ti. Sé que la razón por la que estabas molesta era mi culpa y lo siento por eso. ¿Me perdonas? —Asiente con la cabeza sin separarse de mí.

—Chicos, es hora que Ruth descanse —interviene Kade con cierta ironía—. Vamos a tomarnos un receso. Scott quédate con Ruth por si necesita algo.

En su frente dice con letras de neón bien grande "Aprovecha ahora que no tendrás otra oportunidad, imbécil".

La sonrisa del baterista llega a mis oídos, pero creo que es la primera vez que lo veo sonreír de esa manera. Todos se marchan del estudio y yo gimo porque mi cabeza retumba como un gong chino en tiempos de guerras, así que aprieto mi sien con los dedos. Scott me entrega unos analgésicos y se acomoda a mi lado.

—¿Cómo te sientes?

—Mucho mejor. Gracias por la preocupación.

Tomo los analgésicos con premura y casi me atraganto cuando tomo agua. Tengo los nervios de punta. El saber que el sentimiento es mutuo hace que mis manos suden frío y las mariposas revoloteen en exceso haciendo una fiesta privada en mi estómago.

—Estuvimos muy inquietos con este incidente. Kade casi llama a una ambulancia.

—Si pude sobrevivir a las patadas de karate de mi hermana durmiendo, no veo que puede ser peor —añado con sarcasmo y de esa manera levanto el ambiente tenso, sacándole una amplia sonrisa.

Por Dios, este chico es perfecto. La distancia se hizo más corta cuando se coloca frente a mí. Dejo la botella de agua en el piso y Scott toma mis manos entre las suyas. Está temblando. Al menos ya sé que no soy la única nerviosa.

Ojos TraicionerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora