—Ruth, pon este regalo junto al resto.
—Yo me encargo. —Kade deja a Casey en el suelo y esta se retira con papá tomada de la mano—. Tú instala a tu hermana.
Toma el regalo en sus manos y se aleja.
—Ese chico es genial ¿Su nombre es Kade?
—Tata, no seas asaltacunas. Tú casi estás en los 30.
—No lo decía por eso —rebate y enarco una ceja.
—No lo dijiste, pero lo pensaste. —Sonríe y me empuja hacia las escaleras. La conozco demasiado bien.
Ayudo a mi hermana con el equipaje y al instalo en mi cuarto. Menos mal que podían entrar 2 camas cameras y aun así había espacio en él. Sophie trajo suficiente equipaje para cambiarse 3 veces al día durante 3 meses.
—Este era mi cuarto antes de que papá añadiera la habitación de Casey al final del pasillo. —Asiento mientras me siento en la cama—. Se nota que es el tuyo. Lo remodelaste. —Su mirada se desvía hacia la pared cerca de la ventana—. Estas pinturas son hermosas. ¿Las hiciste tú?
—En mi tiempo libre, que no es mucho, por cierto —aclaro con rapidez—. Me siento en la ventana, recreo en mi mente varios recuerdos de la infancia y solamente dejo que el pincel haga su trabajo en el lienzo.
—Son fantásticas. —Mi hermana mira los cuadros, maravillada—. Yo recuerdo este lugar. Fue donde llevamos a Casey cuando cumplió los cinco años. La llevamos al museo de la ciudad. Se nos perdió y nos pasamos casi dos horas buscándola. El guardia la había encontrado, pero se puso a hablar en el idioma de Casey y allí se quedó hasta que la encontramos —relata con una sonrisa en sus labios.
—Pasamos un buen susto.
—Y que lo digas. Mamá por poco nos mata cuando se enteró. Pero al menos es un buen recuerdo y Casey se divirtió ese día. —Nos recostamos en la cama un rato.
—Sophie, Ruth, ¿ya terminaron? Casey está impaciente. Quiere picar el pastel —habla mamá desde la puerta de mi habitación.
—Bajamos en un momento —contesto, sin moverme de lugar.
—Esta bien. No se demoren.
—Me cambio y bajamos enseguida. —Mamá se retira y deja la puerta entreabierta—. Ayúdame a elegir que ponerme. Empaqué varias cosas pero tú eres la especialista en hacer conjuntos de ropa.
—Sophie, tú fuiste la que me enseñaste.
—Eso ya lo sé. Pero mejoraste mucho desde que me fui. Créeme cuando te digo que estaba al tanto de todas tus publicaciones en Facebook. Hay una que me encantó que te etiquetaron. ¿Cuál era? —Pone su dedo en el mentón en modo pensativo—. Ya me acordé. Estaban tú y Leyla cantando desafinadas. —Siento como el calor sube a mi cara y orejas—. Desde que subieron ese video, lo descargué y cada vez que lo veo no paro de reírme. Dime, por favor, que eso fue jugando.
—De todas las publicaciones ¿tenías que acordarte de esa? ¡Qué vergüenza! Kade, el chico que está abajo fue el que lo subió por maldad.
—Dime, por favor, que no estás cantando así o te mato. —Sophie habla entrecortadamente porque la risa es inaguantable. Debe sostener su estómago.
—Déjate de boberías y apúrate antes de que escuches a Casey gritar. Todavía no sé de dónde saca tanta fuerza vocal. —Intento levantarla de la cama.
—Mi amor, la hermana mayor es cantante-compositora y la otra es pianista y cantante. ¿Qué más se puede pedir? —Sophie tiene razón.
—¡Ruth! —Llega a mis oídos a voz de Casey.
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Ojos Traicioneros
Teen FictionLa vida de Ruth es demasiado perfecta. Una familia muy unida y amigas que la apoyan. Parece el cuadro icónico que toda galería de arte quisiera exponer. Un día, su paz se quebró cuando Cupido envió al huracán que siempre arrasa con todo. Intentar en...