Capítulo 8 «Corazón abierto»

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Ese nombre sonando otra vez logra que toda la alegría que siento se esfume como humo una vez más.

—Esa fue la primera presentación en la que no tocó con nosotros. Después de lanzar el álbum, se fue del grupo. Yo y Lisa íbamos a su casa, pero casi nunca estaba. Después de eso no lo volvimos a ver. Sabemos de él por medio de su papá cuando lo encontramos por la calle. pero dice que quedó muy destrozado.

—Lo siento mucho. No creí que el efecto sería tan grave.

—Nosotros tampoco, créeme. Lo que pasa es que fuiste su primera novia y primer amor. Dicen que el primer amor nunca se olvida y al no funcionar, a veces llega a doler demasiado. Es un vacío casi imposible de llenar. Ya te digo. Desde que lo dejaste, Scott no fue el mismo. Ángel, contigo hay que tener mucho cuidado.

Mi piel se eriza cuando escucho ese mote de su parte. Algo serio debe ser.

—¿Y eso a qué se debe?

—Ángel, ¿recuerdas lo que te dije cuando estabas con Scott?

—Me dijiste muchas cosas, Kade. No me puedo acordar de todas ellas.

—Te dije que eras una chica muy especial. Tienes todo lo que un hombre soñaría.

—Sí. Excepto dinero y un buen cuerpo que acompañe mi estatura —añado y niego con la cabeza.

—Tú siempre buscándole el pelo al huevo. Escúchame que esto es serio. Tienes talento, eres hermosa, a pesar de tu estatura tienes buen cuerpo, habilidades por las cuales yo mataría por tener en mis manos, carismática, alegre, fuerte, luchadora, ingenua pero inteligente, sincera, pero sobre todo directa aunque duela —hablándome de esa manera, me está poniendo la piel de gallina. El aire frío sopla en mi rostro y yo estoy sudando.

—¿A dónde quieres llegar?

—Te conocí solo unos meses y es como si hubiera sido la vida entera. Te lo advertí. No hagas que se enamore de ti de manera obsesiva. Ve poco a poco y así no tendrás ningún problema. Lo que ocurrió con Scott, fue exactamente lo contrario. Te amó tanto... que te volviste su obsesión. Por eso no paraba de llamarte, pasarte mensajes, y gracias a Dios que nunca se dieron un beso o hubieran llegado a 3ra base más rápido de lo que creen.

Cada palabra rasga mi alma y mi corazón se encoje al escuchar las palabras fuertes de su boca. La palabra Ángel para mí significaba una buena reprimenda. Cada vez que Kade me llamaba así, el miedo me embargaba porque algo malo había hecho.

—Nunca te diste cuenta porque estabas enamorada, pero yo y Lisa estábamos del otro lado del cristal y observábamos todo. Su papá estaba un poco preocupado, pero con la paciencia, serenidad y amor con la que hablas, a cualquiera se le quitaría la inquietud porque sabe que contigo todo va a estar bien.

—Gracias por el cumplido, pero todavía no entiendo cuál es el problema,

—Eres muy transparente, Ruth, y ese es tu problema.

—Espera. ¿Qué?

Kade es como una Leyla, pero en el sexo opuesto. Siempre daba la palabra necesaria, doliera o no. Todas las veces que hablamos tenía la razón. Solo tiene dieciséis años, pero al pasar tanto trabajo en la vida para lograr lo que quiere o tiene, maduró con mayor antelación y se volvió más sensible y cuidadoso con lo que le rodea. Es como el hermano mayor que nunca tuve. Nuestra relación se hizo más estrecha cuando se enteró de la ruptura.

—Ahora sí que no entiendo nada. No veo cuál es la complicación. Con eso demuestro que no tengo nada que ocultar —comento, confundida.

—Cuando das, lo das todo, Ángel. Tienes tanto para dar, que todo el que se enamora de ti, lo hace de manera enfermiza. No sé qué fue lo que pasó por esa cabeza tuya, pero lo mejor que hiciste fue terminar esa relación. Fuiste sabia, y agradezco a Dios por eso. Me duele porque es mi amigo, pero era lo mejor para ambos.

Ojos TraicionerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora