Finge que me quieres

Capítulo siete.- Los rumores.

Summer

Mi móvil había vibrado por milésima vez con un mensaje de Nikolai. Realmente temía de lo que él pudiera decirme.

Habían pasado tres días después de lo sucedido y si, lo estaba evitando.

—Summer. —Escuché que tocaron la puerta de mi habitación.

—Entra, Kinsey.

La puerta se abrió y enseguida entro mi amiga se sentó en mi cama y me miró.

—¿Has visto las redes?

—No, ¿Porque?

—Estan circulando fotografías de Nikolai y tuyas.

—¿Qué? —Dije mirándola.

—Mira.. —Me mostró su laptop, no me había dado cuenta que la traía con ella.

Daily news

El cantante Nikolai Larsen ¿Tiene una nueva conquista?

Después de su ruptura sorprendente con la modelo Elsie Taylor hace un par de meses se le ha visto al cantante con una chica el día sábado veinticuatro de mayo en un bar con una chica.

¿Quizás ella fue la razón por la qué Nikolai haya dejado a Elsie?

¿Fue la razón de su ruptura?

Y después de terminar de leer eso aparecieron unas fotos de nosotros. Y una salía donde Nikolai me besaba los paparazzis si lograron capturar el momento exacto donde las manos de Nikolai estaban en mi cintura y las mías en su cabello.

—Mierda.

—¿Porqué creen que Nikolai dejo a Elsie? Claro está que ella fue la que lo dejó por eso ella está tan cerca de casarse con Jayce.

—Lo sé, no tengo ni la menor idea del porqué le siguen echando la culpa a Nikolai.

—Estoy de acuerdo contigo.

Bufé ahora tendría que andar con cuidado, la presa conocía mi rostro y lo menos que quería era que me estuvieran molestando.

Tenía que hablar con Nikolai. Tenía que dejar de evitarlo ambos teníamos que encontrar una solución para esto no iba a dejar que la presa me estuviera persiguiendo para sonsacar información mia o de Nikolai.

—Summer  acaba de llegar Nikolai dice que necesita hablar contigo urgentemente. —Escuché la voz de Ginger.

—Me voy para que hables con él.

—Esta bien. —Me acerqué a la puerta y salí a la sala con él.

—Te estuve llamando —Dijo mirándome.

—Si, lo sé.

—Me estás evitando. —Afirmó y asentí, no servía de nada negarlo.

—¿Porqué lo haces?

—Vayamos a mi habitación. —Susurré realmente lo menos que quería era que mis amigas escucharán o supieran lo que había pasado entre nosotros.

Me sentía avergonzada y mucho.

—Claro.

—Sigueme.